Un reciente estudio realizado en el Reino Unido ha demostrado que el hambre puede aumentar sentimientos de ira e irritabilidad en más de un 30%. Estas emociones están vinculadas a fluctuaciones hormonales, como la liberación de ghrelina, que estimula el apetito, y cortisol, asociado con el estrés.
El informe sugiere que saltarse las comidas o no comer cuando el cuerpo lo requiere puede provocar mal humor, sobreingesta y conductas alimentarias compulsivas. Para evitar esto, los especialistas recomiendan mantener una dieta equilibrada y respetar los horarios de comida, evitando que el "hambre emocional" desencadene elecciones poco saludables de alimentos altos en grasas y calorías.