La postura en la que dormimos influye directamente en nuestro bienestar, y entre todas, dormir boca abajo es considerada la más perjudicial. Esta posición ejerce presión sobre la columna vertebral, forzándola a adoptar una curva antinatural que puede provocar dolores en la zona lumbar y el cuello. Al girar la cabeza para respirar, se genera tensión en los músculos del cuello, lo que puede resultar en rigidez y malestar, e incluso en problemas crónicos si se mantiene a largo plazo.
Además, dormir boca abajo compromete la respiración al comprimir el pecho contra el colchón, dificultando el flujo de aire y limitando la expansión completa de los pulmones. Esto puede afectar la calidad del sueño y hacer que la persona se despierte sintiéndose cansada.
Las consecuencias a largo plazo de esta postura incluyen dolores persistentes en la espalda baja y acumulación de tensión en el cuello, lo que puede llevar a dolores de cabeza y problemas de circulación.
Para evitar estos problemas, se recomienda dormir de lado, preferiblemente del lado izquierdo, lo que favorece una mejor alineación de la columna y reduce la presión sobre los discos intervertebrales. También es fundamental utilizar una almohada adecuada para mantener el cuello alineado y un colchón que ofrezca el soporte necesario para mejorar la calidad del sueño.