La diabetes, un problema de salud en aumento, afecta a millones a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre el impacto de esta enfermedad, que está ligada al envejecimiento, la obesidad y un estilo de vida sedentario. Existen dos tipos principales: diabetes tipo 1 y tipo 2. La primera, menos frecuente, representa el 5-10% de los casos y se diagnostica principalmente en niños y jóvenes.
Los factores de riesgo para desarrollar diabetes tipo 1 incluyen antecedentes familiares, bajo peso al nacer, diabetes gestacional en la madre, alimentación poco saludable, inactividad física, consumo de bebidas azucaradas y falta de lactancia materna.
Los síntomas más comunes de esta enfermedad son:
- Aumento de la sed: Sed constante y consumo excesivo de líquidos.
- Frecuencia urinaria elevada: Necesidad de orinar con más frecuencia y en grandes cantidades.
- Hambre excesiva: Sensación de hambre persistente a pesar de comer más.
- Pérdida de peso inexplicable: Pérdida de peso sin cambios en la alimentación.
- Fatiga: Cansancio y debilidad generalizada.
- Visión borrosa: Alteraciones en la visión por altos niveles de azúcar en sangre.
- Irritabilidad: Cambios notables en el comportamiento.
Es fundamental consultar a un médico ante la presencia de estos síntomas para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados. Aunque no se conocen métodos efectivos para prevenir la diabetes tipo 1, mantener una alimentación balanceada, realizar actividad física regular y controlar el peso pueden ayudar a cuidar la salud en general. La educación sobre la enfermedad y el monitoreo regular son claves, especialmente si hay antecedentes familiares.