Si tienes un gato en casa, es probable que alguna vez te hayas preguntado cuánta agua debe consumir. Aunque pareciera que los felinos no beben mucho líquido, la hidratación es clave para su bienestar.
En este artículo, te explicamos todo sobre sus necesidades de agua, tanto en gatos adultos como en gatitos, además de brindarte algunos consejos para garantizar que siempre tengan acceso a agua limpia y fresca.
¿Por qué es importante que los gatos se mantengan hidratados?
El agua es esencial para el correcto funcionamiento del organismo. En los gatos, ayuda a regular la temperatura, facilita la digestión y permite la absorción de nutrientes. Una ingesta inadecuada puede derivar en problemas de salud como deshidratación o enfermedades renales.
Beber poca agua puede causar:
- Deshidratación
- Problemas urinarios
- Insuficiencia renal o hepática
- Mal aliento
- Enfermedades en la piel
- Estreñimiento
En cambio, si un gato bebe más de lo normal, podría ser señal de afecciones como:
- Insuficiencia renal
- Diabetes
- Hipertiroidismo
- Trastornos urinarios
Por ello, es fundamental conocer cuánta agua debe beber un gato al día para evitar riesgos.
¿Cuál es la cantidad ideal de agua para un gato?
La cantidad varía según el peso, pero en promedio, un gato debe consumir entre 50 y 100 ml de agua por cada kilogramo de peso corporal. Por ejemplo, un felino de 4 kg necesitaría entre 200 y 400 ml de agua al día.
Algunos factores pueden influir en la cantidad de agua que necesita:
Dieta: Los gatos que consumen croquetas requieren más agua, ya que el alimento seco tiene menos del 10% de humedad. En contraste, la comida húmeda aporta hasta un 80% de agua, reduciendo la necesidad de beber.
Clima: En épocas de calor, es normal que los gatos beban más agua que en invierno.
Edad y actividad: Los gatitos y los gatos mayores suelen hidratarse más, al igual que aquellos que son más activos o están en etapa de lactancia.
Diferencias entre gatos de interior y exterior
El estilo de vida también influye en el consumo de agua:
Gatos de interior: Tienden a ser menos activos, por lo que su consumo de agua puede ser menor. Sin embargo, la calefacción en invierno puede aumentar su necesidad de hidratación.
Gatos de exterior: Son más activos y están expuestos a cambios de temperatura, por lo que suelen beber más agua.
Garantizar que tu gato tenga siempre acceso a agua fresca es clave para su salud. Si notas cambios en su consumo, consulta con un veterinario para descartar posibles enfermedades.