Especialistas explican las posibles consecuencias para una ciudad densamente poblada como la capital si un meteorito llegara a impactarla.
El paso de un meteorito por el cielo de la Ciudad de México durante la madrugada del 16 de abril de 2025 causó asombro, alarma y una lluvia de preguntas.
Muchas personas aseguraron haber escuchado una fuerte explosión y presenciado un destello brillante, lo que generó una inquietud lógica: ¿qué ocurriría si uno de estos objetos cayera en pleno corazón de la capital?
Aunque este cuerpo celeste se desintegró antes de tocar el suelo, el hecho reavivó el interés sobre lo que podría suceder si uno de ellos realmente impactara en una zona urbana.
¿Qué es un meteorito?
Los meteoritos son fragmentos de roca o metal que provienen del espacio y logran llegar a la superficie de un planeta tras sobrevivir su entrada por la atmósfera. Su tamaño puede ir desde milímetros hasta varios kilómetros de diámetro.
¿Podría un meteorito causar daños graves en la ciudad?
Todo depende de su tamaño. La mayoría de los que ingresan a la atmósfera terrestre se deshacen antes de llegar al suelo. No obstante, si uno de mayor proporción tocara tierra, las afectaciones podrían ser serias.
La NASA advierte que un meteorito de unos 10 metros podría provocar una explosión comparable a varias toneladas de dinamita. Si cayera en zonas como Xochimilco, Gustavo A. Madero o Iztapalapa, podría derribar estructuras, romper cristales a varios kilómetros, provocar incendios y poner en riesgo la vida de la población.
Además, la Ciudad de México está edificada sobre un antiguo lecho lacustre, lo que vuelve su subsuelo más inestable. Esto amplifica la onda de choque generada por una explosión o impacto, afectando áreas alejadas del punto de caída.
Incluso uno de tamaño intermedio podría causar severos daños sin necesidad de caer en el centro.
¿Se puede predecir la caída de un meteorito?
Por lo general, no. Aunque existen sistemas que monitorean cuerpos espaciales de gran tamaño, muchos meteoritos pequeños pasan desapercibidos hasta que ya están entrando a la atmósfera, como ocurrió el 16 de abril.
Esto implica que, en caso de un posible impacto, no siempre habría tiempo suficiente para alertar o evacuar. Afortunadamente, los meteoritos de gran magnitud son extremadamente poco frecuentes.
La mayoría de los que se observan como luces en el cielo terminan desintegrándose antes de llegar al suelo.
En México no hay un plan específico para este tipo de eventos, pero las autoridades de Protección Civil pueden actuar ante cualquier explosión o evento atípico. Plataformas como SkyAlert o el Sismológico Nacional pueden detectar las vibraciones o el sonido generado por estos fenómenos, aunque no identifiquen el objeto en sí.
¿Por qué ocurrió este fenómeno el 16 de abril?
El suceso coincidió con el arranque de la lluvia de meteoros Líridas, que se extiende hasta el 25 de abril. Durante este fenómeno, es común ver más destellos en el cielo, la mayoría inofensivos.
Un ejemplo reciente fue el resplandor observado en el cielo de Jalisco, visible también en Colima, Nayarit y Guerrero. Aunque se pensó que era un meteorito, expertos aclararon que era basura espacial que se quemó al entrar a la atmósfera.
Otros meteoritos que han llegado a la Tierra
Este tipo de eventos no son tan inusuales. En 2013, un meteorito de unos 20 metros explotó en el aire cerca de Cheliábinsk, Rusia. La onda expansiva rompió ventanas en más de 7,000 edificios y dejó a más de 1,500 personas lesionadas, muchas por cristales rotos.
México ha registrado caídas antes, sobre todo en áreas despobladas como Chihuahua y Tamaulipas.
El caso más famoso es el del meteorito Chicxulub, que cayó hace 66 millones de años en la península de Yucatán y se asocia con la extinción de los dinosaurios.
Hasta la fecha, no se ha documentado un impacto directo en una zona densamente poblada como la capital del país.