Restricción calórica: que consiste en un régimen dietético que contenga todos los nutrientes y vitaminas esenciales, pero con una restricción calórica del 30 al 70%. En modelos animales, esto reduce la producción de radicales libres a nivel celular. Ha demostrado que prolonga la vida de casi todo organismo en que se ha probado.
Vitaminas: A las llamadas vitaminas “antioxidantes” (vitamina C, E, beta-carotenos) se les ha atribuido un papel limitante en el daño oxidativo y que podrían tener efecto protector en el desarrollo de ciertas enfermedades. Dentro de las aplicaciones comprobadas de las vitaminas se encuentran: folatos, su deficiencia se asocia con defectos en el tubo neural y algunas neoplasias), combinados con vitaminas B6 y B12 relacionadas con riesgo coronario y eventos vasculares cerebrales. La vitamina E puede disminuir el riesgo de cáncer de próstata; la vitamina D junto con el calcio disminuye el riesgo de fracturas. Finalmente, el zinc, los betacarotenos y la vitamina E retrasan la degeneración muscular, pero no reducen la incidencia. En algunos estudios se ha encontrado que quienes consumen altas dosis de antioxidantes, generalmente tienen menor riesgo de infarto agudo al miocardio y evento vascular cerebral.
Ejercicio: Ha demostrado disminuir los cambios fisiológicos típicos asociados con el envejecimiento (mejora la capacidad de actividad física y la densidad mineral ósea, disminuye la obesidad visceral, incrementa la masa muscular). También incrementa la longevidad y contribuye con la adecuada apreciación de la salud física (mejoría en el estado depresivo comparable con la de algunos antidepresivos). El ejercicio puede ser útil como terapia primaria o adjunta para ciertas enfermedades crónicas (enfermedad cardiovascular, diabetes, osteoporosis, eventos vasculares cerebrales, cáncer de mama y colon, caídas y fracturas), además de ayudar en el tratamiento de discapacidad y dependencia.
Terapia Hormonal (estrógenos y progesterona): Los estrógenos tienen un papel probado en el aumento de la densidad mineral ósea, disminuyen los casos de cáncer de colon y mejoran los síntomas asociados con el climaterio. Sin embargo, se sobre de su papel en el aumento de riesgo de cáncer de mama, endometrio y ovario, evento vascular cerebral y trombosis venosa profunda. Por su parte, los suplementos con testosterona han demostrado disminuir la masa corporal grasa, aumentar la masa corporal magra, así como la densidad mineral ósea, al igual que la libido; también disminuyen el colesterol.
Hormona del crecimiento: Esta hormona puede ser útil para revertir el catabolismo de ancianos desnutridos y mejora la condición corporal de ancianos sanos. Las personas que deseen someterse a la terapia de esta hormona deben ser valorados por el médico para evitar efectos adversos.
Dehidroepiandrosterona (DHEA): Es un producto intermedio en la producción de testosterona, estrona y estradiol. Dentro de los posibles efectos benéficos que se le han adjudicado se encuentran: aumento de la masa magra, disminución de la masa grasa, mejoría en estados de depresión, libido y función inmune, mejoría en la memoria (sólo en animales) y disminución de la resistencia a la insulina. Sin embargo, los efectos benéficos claros han sido pobremente demostrados en estudios controlados. Además, como efectos adversos se reportan: aumento en el riesgo de cáncer de próstata, mama y ovario, disminución del colesterol “bueno” (HDL) y riesgo de hepatitis tóxica.
La siguiente semana continuaremos este tema: la medicina antienvejecimiento.