¿A quién le importa? Lo que sí importa es que no hubo medio nacional, impreso o electrónico que no diera cuenta de lo que es la Madre de las Marchas que tuvieron efecto el miércoles en 26 ciudades de México y en otras partes del mundo. En la calle el morelense común, tremenda mayoría, los que con sinceridad acompañaban a los últimos deudos y un número enorme de quienes, con todo respeto a los jóvenes Sicilia, Romero Jaimes y demás, trotaban y enviaban sus propios gritos porque lo hacían por sus muertos. Allá aquel que no revise con atención las condiciones de este movimiento y nos referimos a las autoridades, porque minimizar lo evidente puede ser el principio de su fin que, a propósito, tanto se pidió y escuchó por las calles de Cuernavaca.
Desde antes del miércoles, se creaban grupos de crítica a la posición de Javier Sicilia, y usaban las redes sociales para hacerlo sentir. Había de todo, seguro con la intención de reventar el evento. Ya lo dijimos aquí ayer: Germán Castañón, el presidente estatal del PAN, señaló que el PRI de Cuernavaca y el ayuntamiento estaban detrás. ¿Qué opinará hoy al ver el número, los rostros y escuchar las proclamas? A quién se le ocurre que un partido, el que sea, tiene la capacidad para una convocatoria de tal magnitud. Si un partido lo logra, que nos diga el nombre del siguiente gobernador de Morelos. Sí, porque los vimos, había muchos que votan por el PRI aunque no sean conocidos, pero también había del PRD y, claro, muchos que han votado por el PAN y, seguro, no lo volverán a hacer.
¿Por qué la reacción nacional e internacional por el múltiple crimen de aquella madrugada trágica de lunes? No es complicado hacer una hipótesis: agraviaron a un sector valiente y poderoso de la sociedad, el de los intelectuales. Marcha sin precedente, la más numerosa. Y los rostros, el valor-valor de esta manifestación: el pueblo-pueblo, solito, sin acarreo. Las condiciones son críticas para el gobierno, porque la exposición de la indignación popular tuvo en Cuernavaca y en Morelos una muestra. Lo decimos con la contundencia que miembros de la familia, sin más consulta que su voluntad, se alinearon discretamente y caminaron por las calles con su veladora. Somos parte de los agraviados. Sí. Por ahí Martha Beltrán (también afectada en las primeras acciones viles del crimen organizado en contra de su hijo), muchos del mercado “Adolfo López Mateos”.
Sin protagonismos, con una causa común. El Factor Sicilia es trascendente, porque cada madre, padre, hermano, hijo, amigo, tuvo que ser porte de la reacción en cadena a partir que un intelectual reconocido decide ir a la plaza a compartir su dolor, vergüenza, frustración y miedo. De ahí que sumaran miles y miles, porque cada uno tiene sus agravios pero todos, todos, sentimos miedo.
No nos confundamos
Ayer el abogado Julio Antonio Hernández Barros aceptó ser asesor jurídico del caso de los siete asesinados y localizados en Las Brisas. Él es apoderado legal de Javier Sicilia y de paso su cuñado. Él es asesor jurídico de la carpeta de investigación, lo que antes llamaban coadyuvante, no funcionario de la procuraduría. Esta institución a través de una tarjeta informativa lo establece con claridad.
Otro tema: llamada a tiempo
En cualquier orden de gobierno hay tontos y bandidos, pero en algunos juntan ambas cosas y se prevé el desastre. Sucede en la Secretaría de Obras Públicas de Cuernavaca a través de un sujeto llamado Víctor Islava júnior, hijo de un desprestigiado funcionario que trajo a Morelos Armando León Bejarano, hasta no hace mucho el peor gobernador que ha tenido Morelos en su historia.
No tarda que Islava júnior y un funcionario apellidado Casas metan en un grave problema al propio Manuel Martínez Garrigós. No mencionamos a su jefe, el secretario Rafael Rubio Quintero, que hace rato fue rebasado por este par de bandoleros con cargo al erario.
Si determinan cambiarlos o cesarlos que lo hagan ya, porque su presencia en la productiva secretaría es una bomba con reloj bien sincronizado. Sus actos de corrupción empiezan a contarse con muchas manos, así que imagínense. Es este comentario (para los que saben que MMG y el columnista son amigos) un aviso oportuno, una manera de ayudar. Los intentos por comentarlo son vanos, pero había que advertirlo. Así qué…