Muchos recuerdos. El capitán Maislín acude a tomar su café cada tarde a un lugar (por cierto excelente, mucha calidad) denominado “La Antigua” en Alta Tensión casi esquina con Díaz Ordaz. Llegó manejando su viejo pero impecable carro largo, entró y lo saludó el personal. El amigo con quien compartíamos, un cuernavaquense de siempre, lo reconoció igual que un servidor. Había que saludarlo, es un personaje que conserva parte de la historia, nos platica su arribo a Morelos, en los 60’s, por recomendación de Fernando Riva Palacio Morales, hermano de don Emilio, con quien trabajó en el vecino estado de Guerrero.
--“Él contaba con la confianza y amistad absoluta de don Adolfo López Mateos, él (Fernando) pudo ser el gobernador de Morelos pero no quiso. Así que don Adolfo acomodó las cosas para que fuera otro de sus amigos y colaboradores, don Emilio Riva Palacio Morales, por cierto en su tiempo el mejor gobernador”, comenta don Moisés.
No era entrevista, permanecíamos de pie casi de salida cuando llegaba. Brota la figura de don Lauro, Maislín se emociona. Sin necesidad de cuestionarlo porque era una conversación de amigos, se sincera: “Los dos fueron grandes gobernadores, pero si me obligan a escoger al mejor, no tengo duda, es Lauro Ortega”.
Un fuerte abrazo y el compromiso de echarse un café, ahí mismo, otra ocasión. Va.
La razón de Pérez Soria
Vicente Fox Quesada, el ex presidente de este país, cree que con un comité experto en la materia, incluso internacional, podría encontrarse la tregua para la negociación “con los grupos violentos”. Aunque parezca irracional, cada vez son más entre gente común e involucrados en la vida pública que exploran esa vía como viable.
Ya vimos que al guanajuatense Fox le han dado hasta con la cubeta, igual que al procurador de Guerrero, Alberto López Rosas, el hijo del Rey Lopitos de Acapulco y a quienes se les ocurra hablar a favor que se encuentren alternativas para terminar la guerra perdida del gobierno contra la delincuencia organizada.
Ayer miramos de “pasón” en las calles de esta capital, a un personaje que decía tener la solución a este problema, de filiación política imprecisa, con su primera oportunidad en el PRI pero estacionado cómodamente en el PAN y su burocracia hace algunos años, Julio Ernesto Pérez Soria, actual consejero de la Judicatura Estatal representando al Congreso del Estado (lo puso ahí Oscar Sergio Hernández, al que le hacía trabajos y favores en el Congreso Local hace rato). Hay que solicitarle ayuda a nombre de los mexicanos, porque él afirmó a una jovencita aspirante a regidora de Cuernavaca por el PRI que tenía que enrolarse con el PAN, que en las filas donde milita no le convenía, que venían tiempos duros, difíciles y “los del PRI no van a saber cómo negociar con el narco”. ¡Sopas! Lo grabaron y se hizo un escándalo, fue a mediados del 2009, en la víspera electoral, deseaba llevar agua al molino de su nuevo partido, el PAN, y terminó empinándolos cuando le ganó su público protagonismo. Pérez Soria ha sido siempre un mediano dirigente, un mediano profesional y un mediano funcionario. Es medianito pues.
Poco reconocido en el ámbito del litigio, Pérez Soria tuvo a bien hacerse imprescindible de Juan Salgado Brito, quien prácticamente lo reinventó luego de su paso intrascendente como presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Morelos. Y Juan lo impulsó hasta donde se encuentra. De pronto desde el Congreso –donde lo lleva Juan, a propósito— hace un giro violento y se convierte en operador blanquiazul y, se envuelve en la burocracia dorada. En esas tareas, haciéndose pasar como un súper operador político, engatusa a los bisoños panistas y se dedica a armarles un tinglado que, ya con los resultados y los tiempos, fue de derrota y fracaso. Sin embargo no lo desamparan, se cobija en los talones de Oscar Sergio y le fabrican la consejería. Sorprende que con las nuevas condiciones de mayoría priista, siga ahí. Quizá la excelente relación de la Secretaría de Gobierno con la bancada tricolor así lo obligue, pero la congruencia política marca que Pérez Soria de nada funciona al Congreso en la Judicatura, si es que –permítanos ir al extremo de la duda— para algo le sirve a la sociedad esta área del Poder Judicial.
Ofrecemos gratuito este aviso para los interesados, sean partidos políticos, gobiernos, corporaciones policíacas y anexas:
Julio Ernesto Pérez Soria se alquila para misiones de todo tipo, incluidas las que lastimen a sociedades como la mexicana. Buscarlo en el edificio de la Judicatura del Estado de Morelos. Cobra caro y no ofrece garantías, Si piden referencias, que no sea con el Partido Acción Nacional.