Bueno, la noticia de la salida de Cornejo de Convergencia para ser independiente en el Congreso no puede ser más que alentadora para otros partidos, y en el naranja de Dante se marca claramente el regreso a su “estatus” natural de medianía y mediocridad. Lastimosos como personas, Jaime Álvarez Cisneros y su asistente Luis Machuca son un remedo de políticos. Farsante, tracalero convertido en un gran negociante, a Jaime Álvarez Cisneros habrá que hacerle una revisada de los negocios que ha hecho al amparo de su franquicia y con la segura venia de su protector Dante. Es constructor y tiene varias empresas. Machuca es su empleado solamente. Y hace tareas de presidente del hoy Movimiento Ciudadano solamente para firmas y recepciones de prerrogativas que entrega, puntualmente, a su señor Jaime.
¿Quién no conoce la trayectoria de Cornejo Alatorre en Morelos y en el país? Sorprende no que salga de Convergencia (o lo quiten de la forma más burda y temerosa) sino que haya durado tanto tiempo inmerso con gente de escaso nivel político. Hombre maduro, tolerante en extremo, lo que menos le costaba era tener a Jaime Álvarez Cisneros en su presunción de “líder moral” del cada vez más pequeño partido, o tratar como lo hizo con cariño y delicadeza a la diputada Jessica Ortega, una dama respetable. Luis Arturo vestía a la bancada y de paso a la franquicia de Jaime Álvarez Cisneros. No lo aprovecharon. Hoy otro gallo les cantaría si le hubieran permitido acceso a las decisiones locales. Álvarez Cisneros tendría que esconder sus negocios públicos con gobiernos de todos colores, pero Cornejo era clave para afianzar posibles alianzas. Hoy, el movimiento este no tendrá más que algunas posiciones que le permitan, porque su realidad es triste.
Libre de ataduras partidistas, formado en las filas del PRI desde niño, ido hace unos años por circunstancias y necesidades de mantener equilibrios en la familia y en lo profesional, Luis Arturo Cornejo es el político probado, pausado, que dejó atrás la vorágine que a muchos nos envolvió la etapa de Lauro Ortega. Destacado integrante de esta legislatura, cometiendo rescates como los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, ha sido parte de este regreso a los morelenses de identidad y sentido de pertenencia. No es igual a los otros: les aventaja en edad, experiencia, cargos políticos y responsabilidades. ¿Qué le dio tanto temor a Jaime Álvarez? Quizá intuían que Cornejo es frecuentado por priistas, perredistas y hasta panistas para escuchar sus opiniones sobre temas específicos. No se metía en los negocios de la franquicia, no molestaba a Álvarez Cisneros, pero el manejo que han tratado de darle a su salida va a rebotarles ante la dureza de la condición llamada Luis Arturo Cornejo Alatorre. Se encuentra encima, mucho, de cualquier intriga partidaria o de grupúsculos como es el caso. No encaja ahí un político profesional.
Líder nato desde niño en la primaria “Benito Juárez” de Cuernavaca, en la secundaria “Froylán Parroquín”, en la llamada Prepa Uno, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Morelos, joven regidor de Cuernavaca en 1973, presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, diputado local, secretario de la Contraloría, secretario de Gobernación, subsecretario de Organización del CEN del PRI, subdirector del CAPFCE y secretario nacional de Elecciones de Convergencia, haciendo tareas importante con Luis Maldonado, otro ex priista que en ese momento se hacía cargo de la presidencia.
Hasta que regresa a su tierra para volver a ser diputado. Es de los que pasan la prueba legislativa con dificultad. Ha vestido a la propia legislatura actual. Pero le inquietaba a Jaime Álvarez Cisneros y había que hacer un “juicio sumario” que en este momento no fue más que una mala trama ideada e interpretada por personajes pequeños.
Cornejo no lo va a decir, pero ha recibido un gran favor de estos pobres sujetos.