Está en campaña hace seis años, ni más ni menos. El joven y carismático Enrique se ha subido en el tren mediático que le diseñaron con un costo que no queremos imaginar, pero el Edomex. da para eso y más. Con un alto porcentaje a su favor en las encuestas, por más que trataban de bajarlo no lo lograban. Hace un mes, digamos, era un hecho que el sucesor de Felipe Calderón es el mexiquense. Hoy, la estrategia a que son sometidos sus correligionarios a nivel regional enseña, como bien lo analiza el maestro (oaxaqueño de cepa) Carlos Ramírez en su columna ayer, al mismo Peña Nieto en condición de riesgo. Los tropiezos en público que han sido llevados a las redes sociales y los medios con resultados negativos fuertes, como en la Feria del Libro de Guadalajara y el más reciente en una entrevista que da por concluida cuando el reportero de “El País” le pregunta sobre la cantidad exacta del salario mínimo. Estamos hablando que en temas fundamentales los Cazadores de Tricolores los hacen caer. Peña no se salva de la estrategia panista-gubernamental y algunos priistas entregados en diversas partes del país que harán lo imposible, gastarán cuanto deban --y lo tomarán del erario, obviamente-- para evitar que se cumplan los hoy ya endebles pronósticos.
El propio Peña se ha escuchado y visto inexperto en lo que, repetimos, son temas elementales como autores y libros y cuánto gana el mexicano común, la gran mayoría, los que sí votan. Salir del esquema mexiquense le ha pesado al joven de Atlacomulco y eso no indica que está perdido o que no merece ser presidente de México. No, porque la historia nos indica que ha habido antecesores de Calderón simplemente elementales –aunque se repita la palabra es necesario mantenerla en el contexto-- o su carisma –que es el caso del paisano de Adolfo López Mateos, Adolfo el “Joven” para los que lo hicieron presidente en 1958-- lo sea también todo. El modelo de los dos últimos gobiernos en el país, del PAN para ser precisos y concisos, se inscribe en lo elemental –otra vez--, sin cosas extraordinarias, ninguna. Con el referente encima, lamentablemente, de la cobertura universal en salud, de los que dicen son cerca de 50 mil muertos por la Guerra contra el Narcotráfico. Hablamos de lo elemental cuando el coro oficial federal, en un mismo tono, afinadito pero con voz de canario, afirma que las elecciones en Michoacán fueron infiltradas por el crimen organizado, donde el veterano priista Fausto Vallejo le ganó a la hermana del presidente, la señora Luisa María Calderón, cariñosamente motejada como “Cocoa”, lo que no estaba registrado en el presupuesto de la estrategia oficial de color azul.
Michoacán sería una especie de bastión, de zona restringida donde se daría espacio a panistas salidos con problemas de otros lugares, tanto en la federación como en los estados. Un Estado de seguridad –como llaman en los boletines de policiaca a los domicilios donde operan o habitan los delincuentes mayores--, así que había que pegarle al viejito Vallejo y al aguerrido Silvano Aureoles del PRD. En funciones la maquinaria priista que dejó bien engrasada y disciplinada Beatriz Paredes Rangel y que Humberto Moreira dejó llevar por la inercia, Michoacán no sirvió como laboratorio panista, pero mostró lo que podía venirse encima: investigaciones, denuncias, detenciones y lo que resulte. Estos once años de poder generan que en el PAN y sus militantes en el poder, junto con el temor a que les coloquen lupa con esposas, saquen la casta que indudablemente tienen y “juegan su resto”, abierto, sin el menor aseo y haciendo uso de lo propio y lo ajeno que administran. El objetivo: abrir huecos en la maquina priista o entenderse con priistas o perredistas –porque ahí está de vuelta López Obrador, hay que seguirle la pista-- para que transcurran en paz los años siguientes. Tuve el poder, lo pierdo, pero estoy negociado, no hay vendettas ni agandalles.
Si como dice el Presidente y su gabinete de inteligencia y seguridad que en las elecciones en Michoacán la intromisión del crimen organizado incidió en los resultados, nos encontramos con la aceptación tácita, con el aval gubernamental de Estado fallido, que se ha negado una y otra vez.
¿Y Morelos? No se escapa del plan nacional antipriista. Hay militantes de este partido que participan en lo que es prácticamente un operativo con el fin de lograr sus objetivos ante la falta de calidad, capacidad de convocatoria entre correligionarios y menos ajenos. O le juegan al todo por el todo o a ser con fachadas de gobiernos incluyentes auténticas cuevas de forajidos de colores azul, amarillo, rojo. En el caso local que tanto mueve ahora. Se nota la embestida, ocioso además de molesto que se den detalles, pero en el PRI tienen sus propias reglas aunque en una nota atribuida al delegado Kaplan –que no conocemos pero dicen que es de Oaxaca-- éste diga que las encuestas, mismas que de acuerdo a lo que creen todos son fundamentales y la última palabra, “sea solamente una herramienta”. ¿Cómo? ¿Qué preparan? Nada sirven las asambleas de delegados, que normalmente son de aclamación tras que los actores se ponen aquí y los ponen de acuerdo allá en el CEN.
Falta exhibir a los personajes que forman parte de la Operación Avasalle al PRI que son del mismo PRI y juegan por las posiciones mayores. No es vacile, existe un verdadero complot que va a lastimar a muchos. Creen los infiltrados en su partido y usados por quienes financian la operación –que lo hacen desde altas esferas federales-- que no los han visto. Así como el Cisen sirve para nutrir de información valiosa que es usada por los gobiernos hoy de manera sectaria, lo que en esencia tienen, existen símiles en apariencia rústicos pero eficaces, analistas que revisan comportamiento, priistas por supuesto, que se sienten avergonzados que sus compañeros, esos que gritan por las posiciones, juegan “las contras” y lo hagan perversa y cínicamente.
Los han visto, están ubicados.
Y otra cosa, existen pendientes importantes que no pueden soslayarse: los casos Montiel-Mico-Pliego—Cártel de Juárez en el sexenio de Sergio Estrada Cajigal Ramírez y el de Luis Ángel Cabeza de Vaca en este que transcurre. Escándalos auténticos, probados por el gobierno federal panista, sin aclarar, cubiertos con cobertores presidenciales. Empezamos con Enrique Peña Nieto porque para los tricolores todos los caminos conducen hacia él. Claro que el candidato es el que decidirá y lo hará en una sola ruta: la que le sume y no le pegue. Sin embargo, triste y pobres las actitudes que inclinen la cerviz y hagan lo que les dicen, que dicen, que otros también dicen hagan. Cuando sea el momento justo y preciso, en el CEN del PRI van a tomar decisiones y lo harán bajo el modelo institucional pero con la carpeta de información al lado: quiénes sí y por qué. Los que no y también las razones.
Peña Nieto está preocupado por su propia ruta crítica y si en su entidad sacrificó a su primo Alfredo del Mazo III, ¿qué no hará en el resto del país?