En el ámbito familiar estas actitudes van desde la sobreprotección hasta el maltrato en todas sus variantes, que por lo general no es denunciado por las víctimas, en tanto significa un enfrentamiento con los agresores que, usualmente, son sus propios hijos o familiares de los que dependen afectiva y/o económicamente.
La violencia contra las personas adultas mayores es un problema del cual nuestro país no es ajeno.
Principal agresor: los hijos; increíblemente los principales victimarios de los adultos mayores los representan sus propios hijos adultos, luego los cónyuges y otros familiares.
Violencia psicológica: la más frecuente; en el ámbito familiar el tipo de violencia que mayoritariamente se ejerce contra los adultos mayores es el maltrato psicológico hasta 95%. La agresiones más frecuentes son los insultos (85%), humillación y desvalorización (66.3%), amenazas de muerte (40%) y rechazo (48.8%).
Sin embargo, los adultos mayores no están exentos de la violencia física: las bofetadas, empujones, puntapiés y puñetazos son las formas de agresión más frecuentes.
La violencia familiar y sexual tiene como principal víctima a la mujer a través de todas las etapas de su vida, y en lo que respecta a la mujer adulta mayor, esta etapa no le exime de este mal social.
Sin embargo, es importante anotar que es en el grupo etéreo del adulto mayor en el que se denota menos diferencia en la relación mujer/varón maltratado. Es decir, en esta etapa, hay tres mujeres por cada varón maltratado, mientras que en el grupo de 18 a 35 años, existen 18 mujeres por cada varón maltratado.
El motivo de la violencia es, a veces, la actitud de parte del agresor en el extremo de querer “controlar su vida”, otras, el carácter dominante e impulsivo del victimario/a, motivos económicos, motivos familiares, celos e infidelidad y en algunos casos refieren que no hubo motivo o razón aparente.
Los factores que contribuyen al maltrato de las personas adultas mayores son:
La presencia de ciertas dinámicas familiares (violencia familiar, falta de comunicación, inversión de roles).
La naturaleza y la calidad de la relación que se establece entre la persona mayor y quien le cuida en el entorno familiar.
La descalificación, falta de reconocimiento a la sabiduría y la experiencia de las personas mayores de 60 años. La sociedad tiene un culto muy elevado por la juventud y tiende a excluir y marginar a las personas mayores.
¿QUÉ SE PUEDE HACER FRENTE AL MALTRATO DEL ADULTO MAYOR?
Las próximas generaciones de adultos mayores tenemos que prepararnos para entablar relaciones afectivas y sanas con nuestros familiares. Para hacer frente al maltrato a las personas adultas mayores, se requiere la participación de la familia, de los profesionales y de la comunidad en general.
Desde la familia: revalorando el aporte de las personas adultas mayores dentro de la vida y economía del hogar.
Generando los mecanismos para que las personas adultas mayores se sientan útiles y con la posibilidad de opinar y decidir en acuerdos familiares.
Creando un ambiente que brinde afecto, respeto y constituya un real soporte para sus miembros mayores, especialmente para aquellos que tienen algún grado de discapacidad.
Desde los medios de comunicación: contribuyendo a mejorar la imagen de las personas adultas mayores desterrando mitos y estereotipos que generalmente rodean la figura de éstas.
Desde el gobierno: fomentando su integración, generando en la comunidad espacios integradores e intergeneracionales.
Promoviendo una mayor participación de este grupo poblacional, a fin de que pueda contribuir con alternativas de solución a esta problemática y continúe aportando al desarrollo de su comunidad.
El maltrato puede darse como maltrato físico mediante el golpe o daño físico, tales como pellizcos, jalones de pelo o cualquier lesión en el cuerpo; por abuso sexual, como maltrato emocional o psicológico (que comprende desde insultos, burlas, rechazo, desvalorización y/o ausencia de expresiones positivas hacia el adulto mayor), y, uno de los más comunes, el maltrato por descuido o por abandono o maltrato por negligencia, que se produce cuando no se atienden las necesidades de alimentación, salud y afecto que las personas adultas mayores requieren y se merecen.
Todas estas formas de violencia en su mayoría son ejercidas por familiares cercanos al adulto mayor, al que le generan sentimientos contradictorios, de afecto, de rechazo y dependencia emocional ante quien ejerce la violencia hacia él. La observación sensible, la escucha atenta y la actitud receptiva son algunos de los recursos con que contamos para identificar a un adulto mayor maltratado.
Si usted sabe que alguien está siendo maltratado, puede comunicarse a la Red de Personas Adultas Mayores (www.redadultomayor.com) y/o a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos.