La Asociación Mexicana de Alzheimer de Morelos apoya a los familiares de quienes padecen esta enfermedad que es una demencia irreversible, frecuentemente confundida con otros padecimientos de tipo demencial.
En alguna época, el término “demencia senil” fue muy usado para definir enfermedades de Alzheimer, y muchas personas tienen la creencia de que estas enfermedades son consecuencia natural del envejecimiento.
Para comprender qué es la enfermedad de Alzheimer, es necesario saber qué es una demencia, las características de la enfermedad, cómo vivir con ella; pues la enfermedad provoca el deterioro de la calidad de vida del enfermo y de su entorno familiar, lo que conlleva graves dificultades de convivencia, y es una de las formas más comunes de demencia.
Tanto enfermeras como cuidadores bien informados sobre este padecimiento pueden ayudar a mejorar la calidad de vida tanto de ellos como de las personas que atienden.
Sin embargo, lo primero que se tiene que saber es el diagnóstico, para así brindar orientación y asesoría a los familiares de los enfermos de Alzheimer.
Esta enfermedad provoca grandes cambios de personalidad; la mayoría de las veces los familiares tienden a sentirse avergonzados, otros piensan que es una consecuencia natural de la edad. Por eso es muy importante que se entienda que el Alzheimer no es un sinónimo de locura ni un problema psicológico asociado a la vejez.
Se recomienda que cuando se han detectado otros padecimientos y se ha diagnosticado la enfermedad, es necesario planear y adaptar las costumbres para convivir con una persona que tiene el padecimiento; para ello, se debe crear un ambiente lo más favorable que permita a los cuidadores y al enfermo una calidad de vida adecuada. Hay diversas maneras de manejar la situación:
Establecer rutinas: Se entiende por rutina, la realización de actividades diarias en una forma ordenada y precisa, estableciendo horarios, espacios y personas que realizan tales actividades, como el baño y el aseo personal, alimentación, vestido, suministro de medicamentos y otros.
La rutina puede representar seguridad para la persona enferma y contribuir a mejorar sus habilidades, dándole mayor seguridad y autonomía. También ayuda a que el cuidador primario sistematice sus tareas diarias, permitiéndole tiempos libres para su autocuidado.
La independencia del enfermo le permite la autoestima y disminuye la carga que los familiares deberán soportar.
En la medida de lo posible, se debe tratar a la persona de la misma manera que se hacía antes de la enfermedad.
Mantener la dignidad del enfermo: Los enfermos de Alzheimer son personas con sentimientos y derechos. Su enfermedad los limita para comunicarse, y por lo tanto para relacionarse con su entorno; sin embargo, escuchan, sienten y pueden tener momentos de lucidez; lo que otros digan o hagan los puede alterar.
Para esos casos se recomienda evitar discutir la condición de la persona delante de ellas, independientemente del grado de avance de la enfermedad; es importante respetarlos y brindarles calidad y calidez de vida.
Simplificar las tareas: Para un enfermo con Alzheimer debemos tratar de simplificar las cosas; no debemos ofrecerles muchas posibilidades para elegir; también es importante conservar el buen humor y reírse con el enfermo (y no de él). El buen humor ayuda a aliviar el estrés.
Importancia de la seguridad: La pérdida de condición física y de la memoria aumentan las posibilidades de lesionarse; por esa razón debe mantener su espacio lo más seguro posible.
Estimular la salud física: En muchos casos esto ayuda a mantener las habilidades físicas del enfermo por un tiempo. El ejercicio apropiado y la interrelación con otras personas le ayudan, como, por ejemplo, la asistencia a un club para la tercera edad, donde proporcionen diferentes actividades diarias, así como juegos de mesa y el estar con personas de su misma edad.