El envejecimiento de la población nos plantea una gran problemática en muchos aspectos, en el social, la salud, el cultural y el económico. Además de las personas adultas mayores de 60 años, cada vez hay más “mayores”, es decir, personas muy ancianas, que tienen más de 80 años.
Por supuesto que tienen mayor número de factores de riesgo y enfermedades crónico degenerativas y que, a veces, coinciden de forma múltiple.
Además de la polifarmacia, debido a que las personas adultas mayores acuden con médicos de diferentes especialidades -el oftalmólogo, quien les receta un par de medicamentos; el gastroenterólogo, que les envía dos o tres más; el cardiólogo, quien les receta 4 y otras más- también carecemos de geriatras, ya que tan sólo contamos con alrededor de 300 en la república mexicana; otro problema es la autoprescripción que muchas personas acostumbran, ya que “el papá de la esposa del sobrino de mi mujer” tenía los mismos síntomas, el mismo malestar y tal o cual medicamento le resultó bien, independientemente de las reacciones adversas que puedan provocar los mismos y causar tal toxicidad y hasta la muerte.
También los médicos deben tomar en cuenta las dosis: las personas adultas mayores tienen mucha edad y pueden llegar a tener interacciones entre los diferentes fármacos y causar graves problemas.
Un punto muy importante es que también debe valorarse la salud en general de la persona, sus características, su valoración clínica, ya que puede reaccionar negativamente al ingerir una gran cantidad de medicamentos y afectar, por ejemplo, el tracto gastrointestinal; depende también si se les deben o no administrar con los alimentos, con otros fármacos y que la absorción sea diferente.
Sobre las dosis es conveniente hacer notar que las personas adultas mayores con la edad tienen disminuida la masa corporal total, especialmente las mujeres, y esto repercute en el efecto y el riesgo de toxicidad del medicamento.
También la capacidad del organismo tanto para metabolizar como eliminar los medicamentos es diferente en cada persona. Así como el envejecimiento conlleva a un progresivo deterioro de la función de los riñones, la eliminación renal ya no es igual.
Además, cada persona tiene una diferente respuesta a los medicamentos.
Para la prescripción de cualquier medicamento, es primordial estar al pendiente de cualquier síntoma que nos pueda indicar un malestar en general por la administración de dicha medicina.
Otro punto es que en ocasiones al administrar varios medicamentos para combatir una enfermedad, pueden interactuar con otros y esto produce una reacción adversa.
Debemos recordar que la polifarmacia es un factor de riesgo para la mortalidad en los ancianos.
Del buen uso que los médicos hagan del medicamento, nuestras personas adultas mayores tendrán mejores condiciones y calidad al final de su vida.