Aunque la mortandad inició desde hace 15 días, los hechos trascendieron hasta ahora, debido al temor de los habitantes de que se trate de una epidemia que pudiera atentar contra su salud, pues la muerte de reses y borregos se ha registrado en ranchos ubicados en Ixtlilco el Chico e Ixtlilco el Grande del municipio de Tepalcingo, así como en el poblado de Quebrantadero del municipio de Axochiapan.
El presidente del comisariado ejidal de Axochiapan, José María Tepozteco Flores, en entrevista confirmó la muerte de los animales, incluso existen reportes de que ganaderos del estado de Puebla aseguran haber perdido alrededor de 90 animales por la misma causa.
Por su parte, José Fernando Mariscal Durand, gerente del Comité de Fomento, Protección Pecuaria y Salud Animal del Estado de Morelos (CFPPSAEM), mediante un comunicado aseguró: “los reportes realizados por productores de las localidades de Ixtlilco el Grande, Ixtlilco el Chico, municipio de Tepalcingo, así como la localidad de Quebrantadero municipio de Axochiapan, con respecto a defunciones de bovinos y ovinos en estos lugares, de alrededor de 300 animales, se han tomado cartas en el asunto”.
Dijo que al realizar las primeras inspecciones se encontró que los animales “mostraban postración decúbito lateral midriasis, atonía ruminal, incoordinación, lo que hace suponer en primera instancia una intoxicación, presumiblemente por ingesta de altas concentraciones de amoniaco, que pudiera estar en la gallinaza que los productores comúnmente incorporan en la dieta que suministran a sus animales, en un 50% de maíz y 50% de gallinaza”.
Debido a que los animales presentan los mismos síntomas y registran el mismo tiempo desde que inician los síntomas hasta que mueren, que en promedio es de dos a tres días, se supervisaron los lugares donde se almacena el alimento y se revisó la dieta que dan a los animales.
Para descartar la existencia de una enfermedad, se realizaron exámenes físicos y se tomaron muestras de los animales. Entre otras acciones se realizó la extracción del encéfalo, para descartar un diagnóstico de rabia, además de muestras de órganos como pulmón, hígado, bazo, tallo cerebral y riñón, las cuales se enviaron a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM para realizar estudios de histopatología y toxicología.
También se tomaron muestras de los alimentos, que se enviaron al laboratorio del CENAPA en Jiutepec para su análisis. Mientras tanto se eliminó el alimento que pudiera estar contaminado y se cambió la dieta de los animales sanos.
El Comité Estatal de Sanidad Animal del Estado de Morelos también dio a conocer que los animales muertos se van a cremar y aseguró: “no existe riesgo alguno para las personas que pudieran haber consumido carne de estos animales muertos, ya que sólo ataca el sistema nervioso del animal”.