Los inconformes aseguran que dicha contaminación representa un riesgo para su salud, al estar expuestos a los fétidos olores, a la fauna nociva y a la propagación de aguas negras que produce.
A pesar de que se han presentado numerosas quejas por parte de estudiantes y maestros de la Escuela Secundaria “Tierra y Libertad”, del Cebtis 194, de una escuela particular y de cientos de familias, a la fecha la granja sigue recibiendo la protección del Ayuntamiento, a pesar de no contar con las medidas sanitarias para evitar un atentado a la salud de los vecinos.
La presencia de la granja junto al corralón de tránsito municipal se ha convertido en un problema de salud pública, pues han empezado a aparecer plagas y enfermedades entre los niños y los estudiantes, sin que esto le importe al presidente municipal Bernardo Sosa Martínez y a las autoridades de la Jurisdicción Sanitaria Número III, ni a la Comisión para la Prevención de Riesgos Sanitarios en el Estado de Morelos (Coprisem).
“El director de la secundaria dijo que estaban llegando muchas chinches y que él tuvo que pedir que llegaran a fumigar porque estaban en peligro los alumnos y cuanto le preguntaron si había animales cerca, y se acordó de la granja”, señaló Carolina Ramírez, una de las afectadas, en representación de los afectados.
Señalan que el presidente municipal Bernardo Sosa Martínez no acude a las reuniones y menos da respuesta a las solicitudes para que la granja sea reubicada. “Hemos tenido reuniones, hemos tenido juntas con los vecinos, tenemos las hojas, llegaron las áreas dizque indicadas de la presidencia y nada más no nos hacen caso. Y la verdad estamos hartos, porque huele que da miedo”, agregan.
Indican que tanto las áreas de Protección Civil, como la Dirección de Salud y Licencias y Reglamentos, entre otras, han hecho caso omiso a los reclamos de los afectados y por el contrario le han otorgado permiso para funcionar.
“Tuvimos una reunión en la presidencia, pero nunca se presentó el alcalde, un representante y los demás están del lado de la granja. El socio de la granja dijo que él se puede amparar hasta por más de cinco años o diez años, porque nadie lo puede sacar de su casa. Pero en realidad no es su casa, ahí están los marranos, él llega a verlos”, denuncian los agraviados.
Pese a que la salud de numerosas personas está en riesgo, también las instancias estatales como la Coprisem, ha hecho oídos sordos a sus reclamos. “Los afectados son muchos porque está el Cebits, la secundaria y una escuela particular, contando alumnos son más de dos mil afectados. Los maestros han hecho oficios para que se les apoye de esa manera, pero no hay ninguna respuesta”, insisten.