Otros prácticamente los empatan, con Amado un punto arriba, pero esto no se termina hasta que se acaba, el 1 de julio. Así que todo puede suceder.
Ah, comentábamos de los obstáculos de ambos partidos en este momento hegemónicos en relación a la candidatura de gobernador. El PRD tiene que renovar el proceso de elección de su primer candidato a senador, que había recaído y que ayer lo entendimos leyendo una explicativa y muy buena nota del estimado colega Andrés Lagunas, que cronológicamente maneja los cómo y porqué están en esta línea actual. Cosa de acuerdos amarrados, acuerdos rotos y duras presiones. Aquí, ambos aspirantes a senador, tienen amagado a Graco Ramírez en caso que no los respalde, porque siguiendo la información de Lagunas, con ambos se comprometió el tabasqueño y con los dos ha fallado. Ya lo que decida la encuesta es otra cosa, la parte derrotada podría “tirarse al monte” y eso se da normalmente con la competencia mayor, en este caso el PRI o promoverían entre sus bases reales la diferenciación del voto. No es novela, ni cuento, la política se ha vuelto así.
Y en los hechos, una defección puede ser definitiva si es que la contienda es tan cerrada como dicen unos y más o menos favorable al PRI como indican otros.
En la otra esquina, no se ve que a excepción de Amado Orihuela otros hagan campaña. Seguro creen que el factor Peña Nieto los va a empujar. Morelos puede ser una excepción, ya vemos que según el CEN, lo dijo a través de la revista Proceso, Morelos es uno de los cinco estados en riesgo electoral el 1 de julio.
Aquí es un asunto de coordinación, de trabajo, pero encima de todo, de respeto entre Amado Orihuela Trejo y Manuel Martínez Garrigós. Tienen que demostrar que sin sumisión por medio, existe la entrega del partido al candidato y el compromiso del candidato a su dirigencia. Parece cosa de humildad, pero es más que necesaria. Se nota mal ambiente, incluso esta ocasión la víctima pareciera Martínez Garrigós, como que le han montado una operación de golpes bajos para someterlo. No va a poder ser así. Se necesitan y si transcurren los días de esa manera, el más afectado podrá ser el candidato, porque el otro, Manuel, ya perdió una posición importante, pero sería diputado y a partir de ello ver más hacia adelante. Y todo, imagínense, dentro de su partido.
Precisamente ese es el Quid: que MMG deje la dirigencia estatal del PRI. Así tiene que ser, pero en este momento lo necesitan, es un tema de interés no de pasión baja ni de berrinches. Paradójicamente, Martínez Garrigós se ubica en la posición más cómoda si así lo quisiera. Sin embargo, su hiperactividad y el conocimiento que tiene sobre la estructura de la zona metropolitana sobre todo, lo hace figura clave para sacar la elección en favor de Amado. ¿Por qué no se nota interés de ninguno de los dos en que la lectura hacia la sociedad sea de alianza férrea, sólida y de éxito? Es cosa de ellos y sus cercanos, cuestión de que una parte diga va y que la otra replique, órale, va. Dadas las circunstancias, no está por demás hacer una tregua de un mes y días, y verán tranquila la jornada y sus posibilidades de éxito.
Vayámonos al escenario dramático, al del extremo: que Martínez Garrigós –digamos que molesto del golpeteo y la evidencia que ello proviene desde la casa de su candidato—determine apoyar la zona metropolitana para su partido y que por ahí surja una diferenciación del voto dejando libre y a conciencia la decisión de elegir por el gobernador. No es un vaticinio, simplemente la realidad: Amado pierde. ¿Tienen la necesidad de ello? La lógica indica que no, pero desde el frente de Amado –o así lo han montado— quieren fuera del PRI—Morelos a Martínez Garrigós, cuando el punto de prioridad es la fortaleza de sus propias estructuras (las de Amado y Manuel son definitorias de una elección interna y constitucional, de ese tamaño, conjuntadas con las otras, por supuesto) para que la maquinaria con aceite y combustible camine firme.
En síntesis, los partidos punteros y sus candidatos tienen trabajo difícil que requiere de operación fina, firme y es necesario, determinante, para que los ayes de alegría anticipada no se conviertan en ayes de intenso dolor la noche del 1 de julio.
Como la canción: en sus manos está.