Es una noticia bastante fuerte a nivel nacional pero particularmente aquí que se acaba de implementar el programa “Morelos Seguro”, que sean militares a quienes se involucra en presumibles delitos de alto impacto y que uno de ellos haya sido responsable de la milicia en la entidad, otro residente permanente. Las versiones van de un lado a otro, que es político, que se trata de un símil del frustrado “Michoacanazo”, que se trata de lastimar la imagen del candidato puntero al que se le ha acercado uno de los presuntos implicados, que el gobierno federal pretende dar un golpe mediático espectacular en las postrimerías de la administración que justifique tanto las formas como el fondo con un saldo de aproximadamente 60 mil muertos, cifra normalmente manejada en guerras que duran años entre naciones o civiles, pero no en un país que presume de democrático y moderno como lo es México, vecino además del poderoso Estados Unidos. Por cierto, otra de las versiones que vuelan, es que sea el gobierno norteamericano vía la DEA, desde donde parta el origen de lo que es ya un escándalo. Recordemos los documentos que exhibe wikileaks y que puntualmente nos explicó en el programa televisivo del sábado pasado Oscar Davis, el colega jojutlense que con empeño y talento maneja todo este concepto editorial. Otro punto, esa agencia norteamericana actuó directamente con la policía nacional y las fuerzas armadas colombianas, en su lucha contra el narcotráfico y el terrorismo en aquel país sudamericano, y en México, desafortunadamente, vivimos una reedición con el crimen organizado.
Hoy a 20, 15 años del dominio de los Escobar Gaviria y anexas, Colombia produce más drogas que antes, Colombia es visitada por turistas de todas partes y lo deben a una estrategia de información donde participan todas las instituciones, empezando por militares y policías. Varias condiciones: los civiles no se meten en la selva ni en las sierras donde sigue la producción al máximo, ni los serranos y fuerzas paramilitares bajan a las grandes ciudades. En imagen Colombia ha sufrido un cambio, su sociedad está más tranquila, el turismo revivió de manera espectacular. Se cambió la percepción hacia afuera, se ordenó hacia adentro, pero ni se detiene la siembra y menos la salida de su producto al mundo. Como que hubo una negociación, que es otro de los temas que aquí se escuchan y que seguramente inquietan a más de una de las partes del poder.
Ah, les decimos que de aquellos poderosos cárteles de Pablo Escobar, los Rodríguez Orejuela, de Carlos Ledher, que no eran más de seis o siete, poderosos, hoy existen cuando menos 500, llamémosle “minis” o como quieran, pero no cesa el consumo interno y menos el envío. Todo igual pero con una sonrisa. ¿Qué nos espera a México y a los mexicanos? Hay miedo, se huele. No lo sabemos, pero lo que parece “El Milagro Colombiano”, no es el mismo caso, sobre todo que si nuestros fuertes vecinos del norte van hasta el sur y se meten hasta la cocina, qué no harían con los de la casa de al lado, que le hacen ruido, avientan la basura, aunque ellos tengan el mercado mundial de consumo. Para saber.
Parece otro tema pero no lo es, simplemente buscamos símiles para suponer o llegar en su momento a entender que sucederá con los generales, esto sucede en la víspera de las elecciones presidenciales y en Morelos se cambia el gobierno. Hay mucho en el entretejido y por ello ofrecemos informaciones que cualquiera puede consultar en esta modernidad,
Es el tema de estos días. Esperemos que no sea una estrategia que genere mayor inestabilidad. Nos sumamos al grito que hace casi una eternidad –como 16, 17 años—gritó y dejó para la posteridad el cada vez más entrón y luchador Carlos Reynaldos Estrada: “¡Basta ya de realidades! ¡Queremos promesas!”. Como lo entenderán, se refería a las ofertas de los políticos, cuando nos atrapó la violencia de los secuestros que, a propósito, son hoy el problema mayor de Morelos, aunque no lo crean encima del narcotráfico y demás.