Dirán que con qué facilidad el columnista escribe “tan a la ligera”. No, cuando el PRI no tuvo quien le escribiera, esta columna se ocupó muchos años de que se conocieran sus actividades, y no por que sus oficinas de prensa trabajaran en ello, sino por un lazo de consanguineidad que, preocupado, nos mantenía informados. Era un partido material y políticamente desecho, con un relevo de mandos consultados en la alcoba, bajo un mismo techo y con propósitos personales, ni de visión de Estado y menos compromiso de los postulados de su partido. Un negocio. Viene “el milagro” de hace tres años y justo el momento de reposar las ideas y planear un sólido proyecto político perdurable. (No es privativo del PRI, le sucede al PRD, que en 1997 ganó todo, lo hizo antes en 1988 y esta vez lo repite).
Con los resultados del domingo, quedó demostrado que ni los viejos, los medianos y los jóvenes con poder del PRI, tenían la razón. Cuentan con un capital hecho en estos últimos tiempos, hay ya muchachos que hace apenas cinco años jamás votarían por el PRI. Hoy son priistas y ahí se van a quedar. No sabemos cómo, pero se formaron cuadros, y estos son los que tienen que crecer. ¿De qué manera lo harán? No tienen más que colocar sobre la mesa los resultados de los que han mandado localmente, exigirle a la dañina dirigencia nacional no se interponga, y renovar línea por línea, desde el último subsecretario hasta el presidente de su partido en la entidad. Es Manuel Martínez Garrigós. Uno de los activos prominentes hasta hace no mucho. No dio resultados, se le derramaron de los dedos las victorias por el amasijo que mencionamos al principio, con un ingrediente venenoso y vital: no había más razones ni verdades que las de los de la cúpula, Manuel con Amado y los que se encapsularon en la burbuja. Manuel apreciado personalmente, pero lejano en los últimos meses con obsesiones que iban más allá de la razón, enemistado con Amado en extremo, en algo inverosímil para una contienda constitucional, algo incongruente que nunca cedió en ninguna de sus partes.
¿Con qué derecho lo hacían? La invertebración, la aparición espontánea en la cima del poder, la pasión desbordada y los halagos de profesionales que a cada quien lo llevaron a donde aquellos querían ir. Llegamos a ver, a veces, a Amado Orihuela como víctima de los voraces. Una persona digna, de campo, venido del arado, amante de los caballos con sus jaripeos y lazos, pero lejos, muy lejos, de ser dueño de una visión de lo que Morelos necesita, del compromiso político de un profesional de la política. No era lo mismo ganar el municipio o las regiones, que encarar la posibilidad de ser el mandatario estatal. Para ello no solo se necesita parecerlo. A Orihuela lo marearon. Sí, nos parece una víctima principal del naufragio tricolor.
En el caso de Manuel lo hemos descrito desde hace años: es un animal político, hiperactivo, tanto que luego sus pasiones internas lo pierden. Un ejemplo doloroso para los priistas fue su enemistad con Amado y sus huestes. Otro, que nunca se observó que cabalgara en favor del voto del candidato de su partido por la gubernatura. La actuación de Manuel en estos meses de campaña no fue de pasión, fue pasional, de sentirse relegado y actuar en consecuencia, de no aparecer en el primer plano y si lo deseaba, a la espalda de un personaje rupestre, silvestre, bien intencionado, pero también empoderado, además el candidato. No aceptó su rol en esta trama. Además de los asuntos de carácter legal y de los pleitos –uno de ellos justificado, el de pagar para que no le pegaran y de todos modos lo hacían pedazos y cerrar el paso a los malandros aristócratas norteños de la basura y sus negocios sin invertir un peso-- era sin duda Manuel el priista con mejor perfil para la gubernatura, pero entraron factores nacionales que habrá chance de compartir con ustedes.
No es un ensayo o lista de agravios lo que estamos haciendo, tampoco el reclamo a unos y otros, nada más que con cada una de las razones que llevaron al PRI a una derrota que no van a superar de inmediato, lo que queda es como dicen en el barrio: Pa’ pronto.
Y qué es:
Fácil: la renovación de sectores y del comité directivo estatal del PRI. Que hablen y actúen los jóvenes, en tanto los viejos que nunca se van a ir que sirvan de guías, de guías repetimos, no de dictadores ni de tlatoanis. Al PRI lo que le urge ahora es crecer a sus mujeres y muchachos, los tiene, a los que les negaron la posibilidad de participar en esta. Que empiecen a equivocarse ellos. Porque el nuevo sistema morelense priista se agotó como aceleradamente lo diseñaron. Y que el CEN respete, porque en un 50 por ciento ellos tienen la culpa que en Morelos perdieran Enrique Peña Nieto y Amado Orihuela. La otra mitad que la partan Manuel con Amado, Y así, todos se la partieron.
Dicen que los resultados mandan. Perdieron. Que se vayan. Y lo peor que puede sucederles es que crezcan.
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Hey
Ya lo dijo este Columnista, al aceptar que su defensa del viejo… Compartelo!