¿Se imaginan? Con ese número, chance, entraba uno en Cuernavaca y hasta ahí. Quiénes hayan aceptado ese acuerdo indican el tamaño de importancia que tiene Morelos para los priistas cenistas. Y, por ende, Morelos fue la entidad donde el PRI tuvo los peores números, los más bajos del país. O sea: todavía defenestrados. Jodidos, rematados, luego de atropellados.
¿Existe el Panal en Morelos? Si no, ahora sí, por su burocracia que se comparará con la del mismo PAN. Otro dato que en nada los va avergonzar pero queda ahí: el PSD con El Chinelo Julio Yáñez tuvo aproximadamente ocho veces más votos que los panales. Si el PRI se alía con los de Julio, estarían en este momento peleando nariz con nariz la gubernatura con Graco, hipotéticamente. Se entiende ahora que como en los viejos tiempos que Morelos era el primer estado donde el gobierno federal iniciaba un programa, los titulares de los medios destacaban: “Morelos, una vez más, estado piloto”. Igual los priistas, se volvió a la pepena de lo que no alcanzaba a entrar por allá y casi apostamos que en el CEN los tenían como perdedores o si ganaban no representaban gran cosa en el porcentaje nacional que favoreciera a Enrique Peña Nieto, menos de 300 mil votos.
Por ello el moreno Joaquín Hendriks y otros fulanos enviados del CEN vinieron de paseo y a tomar lo que les dejaran los generosos priistas morelenses, y hablamos en especie. El rostro de bucanero de don Joaquín, parecido a alguno de sus antepasados que seguramente ancló en algún buque pirata del Capitán Moore o Barba Negra, no es solamente un rostro. Ninguna coincidencia, la plena realidad.
Sí fue posible que los priistas sacrificaran sus cuadros, que hoy haya más damnificados políticos, por atender las instrucciones del CEN, por colmar de gustos a Emilio Gamboa Patrón, porque no se enojaran “Los Señores del Centro”. Hoy el PRI está y no está. Es una pena pasar por la calle de Amacuzac y ver el fantasma de cemento que asusta hasta a los malandros de los alrededores. Abandonado, sucio, triste. Y no ayer, hablamos de hace un mes, 15 días, una semana. No parecía tiempo electoral. El presagio que algo no caminaba bien era la figura del feo edificio construido para lechería en tiempos de Emilio Riva Palacio.
Muchas anomalías locales también, por ejemplo hacer candidato a diputado en Temixco al caballerango de Amado Orihuela, un señor de apellido Trujillo; o a presidente de Jojutla a su compadre Arturo Ocampo. A ambos les dieron una severa tunda, sobre todo La Chica Maravilla, hija del Bimbo y mamá del vástago del famoso licenciadote. O que en Axochiapan y Jantetelco, los candidatos naturales hayan sido echados prácticamente a los brazos del que se atravesara primero. Pasó el PSD y hoy son presidentes municipales electos. No había aviso que se escuchara, ni advertencia que se estimara. Ganaron sin subir al ring y he ahí la realidad.
Increíble la diferenciación del voto, la ruptura del voto en cascada que todavía funciona y mucho, en el Caso Morales Barud. En Cuernavaca el PRI perdió la presidencia de México, el gobierno del Estado, los cuatro diputados locales, el diputado federal, los senadores y sólo ganó Jorge, con una diferencia que no admite reclamación y sólo deja el consuelo de “aquel”, de que me hizo daño pero lo mandé bien…
¿Qué pasó aquí? Fue la persona, no el partido y esto nos lleva a una posibilidad cada vez más real: el agotamiento de la partidocracia, el hartazgo de que la competencia se haga como siempre y un punto también interesante: la inminente ciudadanización de las candidaturas.
Dicen que en el PRI hubo otros ganadores además de los que legítimamente lo hicieron en forma directa frente al elector con nombre y apellidos. La bancada del PRI en la siguiente legislatura, anótenlo por favor, tendrá un proceso duro y desgastante. Si en la actual su gran mayoría los hizo inútiles, en la que viene, sin capacidad de maniobra, unos cuantos, lo único que deben hacer es buscar unirse. No parece fácil, están los extremos, los bandos, parte de los responsables de la caída, en lucha con sus propios demonios y fantasmas.
Mientras, sin esfuerzos, gracias a los tratos Peña—Gordillo, los del Panal Morelos --que por cierto, tienen un dirigente joven, preparado y decente aunque un tanto amnésico— cuentan con muchos regidores, meten como diputada en la dos a una nieta de doña Elba Esther y se dan el lujo de perder con el voraz yernastro Othón Sánchez Vélez, cuando su mejor gallo era el otro diputado del PRI en Ayala. Decisiones cupulares, argucias de los Gamboas y Anexas, los Chinos Osorios y sus clanes.
No había porqué esperar otra cosa más que lo que está.