La muchacha acude a los establecimientos, donde pide ayuda a los comerciantes, mientras que en todo momento sostiene un teléfono celular en una mano.
Llorando, les comunica que tiene mucho miedo porque varias personas pretenden hacerle daño; asimismo, asegura que le quitaron sus pertenencias y que si la encuentran, la pueden incluso matar.
En ese momento busca que sus víctimas se familiaricen y simpaticen con ella, al grado que los abraza mientras llora, sin soltar el teléfono.
En seguida les pasa el celular a los comerciantes cuando comienza a repicar, diciéndoles que son los individuos que supuestamente la están hostigando.
Una vez que los vendedores acceden a tomar el teléfono, la voz de un hombre advierte que tienen ubicada a la joven y que si no entregan dinero, podrían atacar el local.
La muchacha ha sido observada en por lo menos tres locales de Cuernavaca, realizando la misma dinámica para extorsionar a los comerciantes.