La Comisión para la Prevención de Riesgos Sanitarios del Estado de Morelos (Coprisem) suspendió las verificaciones en escuelas en torno a la prohibición de venta de comida chatarra, y las reanudará hasta que avance el programa de colocación de bebederos de agua potable en los centros escolares.
Sergio Octavio García Álvarez, titular del organismo, dijo que “se hizo un compás de espera” en éste año porque a nivel nacional se pone en marcha el programa para dotar de bebederos con agua cien por ciento apta para consumo humano en algunos centros educativos.
Admitió que no todas las escuelas de educación básica van a ser incorporadas a dicho esquema, pero el propósito es que poco a poco se irán sumando planteles a ese proyecto.
La Comisión hizo revisiones hasta mediados del 2016, año en el que, según la cifra oficial, se verificó a 600 escuelas. El comisionado aseguro que, de esas visitas, identificaron que el 90 por ciento de los planteles cumplía en términos generales con la normatividad.
Reveló que el diez por ciento restante se encuentra ubicado en las zonas se urbanas, donde encontraron resistencias, fundamentalmente de padres y madres de estudiantes.
Expuso que en muchos de esos casos encontraron que quienes venden la comida (que no cumple con los lineamientos de contenido nutritivo o bajo en calorías que ya están vigentes en todo el país) son familiares de alumnos de la propia escuela “que venden garnachitas y antojitos” que, según los padres, forma parte de su cultura o tradición. Ahí es donde se encontró cierta resistencia y se buscó solucionar éste tema a través del diálogo.
Informó que el programa de verificación se reanudará hasta que a nivel federal se les dé la instrucción, porque el objetivo es avanzar en la colocación de los bebederos escolares.
Hizo notar que una vez que terminen con la verificación de que esos bebederos cumplen con la norma (que contiene especificaciones muy particulares), reanudarán las acciones relacionadas con la denominada “comida chatarra”; estimó que podría ocurrir hasta abril.
Cabe recordar que las Secretarías de Educación Pública y de Salud federal determinaron -con decreto oficial- que se cumpla con los lineamientos en cuanto a los alimentos que pueden ser expendidos en el interior de las escuelas de todo el país en nivel básico, como una estrategia para abatir la obesidad infantil, en cuya incidencia México ocupa uno de los primeros lugares a nivel mundial.