Después de más de doce horas de deliberaciones y, tras haber superado un intento de sabotaje contra la asamblea, los más de mil 800 miembros del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Poder Ejecutivo lograron sacar adelante los resultados de la elección en la que participaron ocho planillas.
La planilla rosa, encabezada por Denia Torres, ganó el proceso con un promedio de 350 votos, a pesar de que había cierta inquietud de los asistentes que reclamaban validar algunos sufragios anulados, que podían modificar ligeramente el conteo total, pero se daba por descontado el triunfo de la fórmula mencionada.
En la segunda posición se situó la planilla naranja, que venía presidida por Santiago Muñoz Nava, con poco más de 280 sufragios, y el resto de los participantes se colocaron a muy lejana distancia. El proceso se prolongó hasta horas entradas de la noche, debido principalmente a que una corriente interna representada por Argelia Corona intentó hacer abortar los trabajos, reclamando la inclusión de una planilla más.
Pero la mayoría de los asambleístas rechazaron el intento, haciendo hincapié en que los estatutos y la convocatoria establecen tiempos y abrir el registro de una fórmula más violaría las reglas. No obstante, entre gritos y reclamos se perdieron cerca dos horas.
Tanto Denia como Santiago consideraron que lo más valioso de la elección fue que terminó en calma y que, con lo anterior, el sindicato recuperará la unidad, porque esa fue la oferta hecha a las bases, acabar con las diferencias y trabajar en armonía para buscar mayores beneficios para la burocracia.
Y el secretario general saliente, Daniel Hernán López, también dijo que su mayor logro había sido haber llevado una justa en paz, a pesar de que se advertía de un posible conflicto durante los trabajos desarrollados en un auditorio del estadio Centenario, al norte de la ciudad de Cuernavaca.
Los participantes de la elección convinieron la contratación de un notario, que dio fe de los resultados, a fin de evitar cualquier cuestionamiento.
Los ganadores del proceso tomarán protesta el primero de febrero del año que viene, pero antes deberán negociar la devolución de la sede sindical, que aún permanece bajo el control de Argelia Corona y su grupo, luego de haber desconocido como su dirigente a Hernán López.