Entró en vigor reforma y adición a la Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres.
Con su publicación en el Diario Oficial de la Federación, entró en vigor la reforma y adición a la Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres, que pretende remontar la discriminación que persiste en el sector agrario hacia las mujeres en las zonas rurales.
Según el decreto, la pretensión es avanzar en la igualdad entre mujeres y hombres en la vida económica nacional con la implementación de medidas legislativas afirmativas, como la adición de la fracción V al artículo 33 y una fracción XIII al artículo 34 de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres.
De acuerdo con la adición del artículo 33, además de impulsar liderazgos igualitarios, emplear fondos para la promoción de la igualdad en el trabajo e integrar políticas públicas con perspectiva de género en materia económica, será objetivo de la política nacional el fortalecimiento de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el uso y aprovechamiento de los derechos reales de propiedad, así como el uso, goce y disfrute de la tierra, su participación en el desarrollo rural y en sus beneficios, así como la promoción de la participación de mujeres rurales en programas sectoriales en materia agraria.
De acuerdo con una investigación realizada por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA), “el acceso a la tierra, además de posibilitar la participación directa de las mujeres en las actividades productivas y con ello generar ingresos en el hogar, adquiere también importancia en otras dimensiones, como la facilitación a programas de apoyo de gobierno, acceso a créditos, participación social y empoderamiento de las mujeres al interior de sus hogares y comunidades”.
Se estima que en Morelos, en materia de tenencia de la tierra en núcleos agrarios, sólo el 19.9% son mujeres ejidatarias, comuneras o posesionarias.
Incluso, el CEDRSSA destaca que “en las últimas décadas, en nuestro país al igual que en el resto de América Latina y el Caribe, se reconoce un proceso denominado “feminización del campo”, con el cual se hace referencia al aumento en el medio rural de la participación de las mujeres en las actividades productivas, principalmente en las de tipo agropecuario y que también se expresa en una tendencia a incrementar su participación en la propiedad de la tierra: “feminización en la tenencia de la tierra”.