La quejosa admitió que "al inicio de las operaciones acepté prestar mis servicios de asesoría legal en la compra venta del predio, pero cuando apareció el dueño, decidí retirarme; pero por ese acto, el señor me acusó de haberme robado 300 mil pesos que presuntamente me había entregado para la adquisición de esa propiedad."
"Bueno”, agregó, “apoyándose en sus influencias de funcionario público, logró que la Procuraduría General de Justicia me arrestara, y estuve detenida en el penal de Atlacholoaya sólo por negarme a participar de sus intenciones a través de su esposa que era la que llevaba todo el proceso".
En el transcurso del suceso, abundó, la defensora de oficio Mirta Sagrario Aguirre Gómez que conoció de cerca mi situación salió en mi apoyo, "hoy estamos enterados de que a través de ese tráfico de influencias, ha logrado que la separen de su cargo".
La denunciante señaló que como testigos y presta nombres de esa frustrada venta de un terreno que no era suyo, están Cecilia y Lorena Torres; sin embargo, dadas las condiciones, tenemos entendido que el negocio se les está cayendo.
El predio se ubica en la calle Bugambilias, de Jiutepec, muy cerca del domicilio del propio Barenque Otero; era un espacio por años descuidado. Tal vez por eso se llegó a considerar que no había dueño y el matrimonio Barenque quiso apoderarse de él y comercializarlo.