Eso quiere decir que al ahora secretario de Gobierno le están creciendo los enanos de su circo. Todos los conflictos de estos primeros treinta y tantos días de una forma u otra tienen que ver con él.
Independientemente del alto perfil de su cargo actual, lo cierto es que ese señor se ha metido en camisa de once varas. En otra ocasión escribí que se había unido ala larga lista de secretarios de gobierno que en el primer trienio de un gobernador meten la pata en grande. No lo dije tan educadamente, claro.
Lo cierto es que se requiere que los bomberos (cualquier cosa que eso sea en términos políticos) lleguen ya y pongan fin a los conatos de incendio que parece brotarán por el montón de cosas que alguien prometió y no se ha ocupado de cumplir con la diligencia que los interesados esperaban.
Es el primer gobierno presuntamente de Izquierda en Morelos y por lo mismo se les exige mucho. Pero las condiciones en las que se encuentra la entidad no dan espacio a tener “luna de miel”, ni periodo de gracia ni mucho menos.
Se prometieron soluciones y eso es lo que la gente espera. Y una alta dosis de sensibilidad. Justo lo que ha faltado en la Secretaría de Gobierno, a pesar de las rectificaciones.