El testimonio de las hijas del campesino Gildardo y la artesana Herminia es, hasta el momento, la única prueba que obra en contra del matrimonio, quienes ayer se negaron a rendir su declaración ante el juez de Control y Garantías Constitucionales.
El homicidio de Kenia Lizbeth de 17 años quedó al descubierto porque una de sus hermanas de 14 años huyó de su casa, cansada de las golpizas que le propinaba su padre.
Primero, se hospedó en la casa de una amiga del matrimonio, pero después fue entregada al DIF del municipio de Tepoztlán y al ser atendida por un psicólogo reveló que fue testigo cuando el 12 de julio del 2013 su padre golpeó a Kenia Lizbeth de varios puñetazos y patadas en el patio de su casa, ubicada en el Rancho “El Tapadón” en el municipio de Tepoztlán, provocándole la muerte.
La joven murió en ese momento, pero su madre impidió que las otras dos niñas salieran al patio y minutos después su padre les comentó que la adolescente se sentía mal y que estaba dormida.
“Nosotras vimos cuando la cargaron los dos y la enterraron”, declararon las menores, al rendir su declaración ante el Ministerio Público que integró la carpeta, quien en sus razonamientos expuestos ante el juez de Control indicó que la mujer tuvo un grado de coparticipación, que es igual de sancionado, aunque no haya sido la autora material del homicidio.
En el expediente JC/738/2014 está la denuncia que presentó el DIF-Tepoztlán, lo que obligó a la Fiscalía de Homicidios Contra la Mujer y Feminicidio ordenar buscar los restos de la joven en el patio, lugar donde se encontró una osamenta del sexo femenino, pero las periciales hasta el momento realizadas no han podido determinar si los restos pertenecen a la menor de 17 años.
El juez dio valor a las declaraciones de las dos niñas, ya que una de ellas llegó con huellas de maltrato físico y psicológico al albergue del DIF, pero además sí se encontraron unos restos humanos en el patio, tal y como refirieron las dos niñas en su declaración.
En la audiencia de Control de Detención, la Fiscalía pidió una pena de 70 años, al considerar que se dan todas las agravantes en el feminicidio, pues la fuerza del autor material era muy superior al de la víctima.
Herminia, quien dijo ser la madrastra de la menor, y su esposo Gildardo por segunda ocasión fueron invitados a declarar sobre los hechos, pero ambos consultaron a su defensor de oficio y se abstuvieron de hacerlo.
La Fiscalía por su parte consideró que las testimoniales recabadas son suficientes para determinar que la menor sí fue asesinada, pues incluso señaló que en el caso de que la adolescente hubiera huido de su casa, sus padres tendrían que haber solicitado la intervención de la autoridad para localizarla.
Finalmente, será hasta diciembre próximo cuando se lleve a cabo la audiencia intermedia, debido a que son muchas las pruebas que tienen que ser recabadas por la Fiscalía General del Estado.