La comunidad de la diversidad sexual se encuentra en alerta, ante el incremento de “crímenes de odio” que en los últimos meses ha cobrado la vida de casi una veintena de homosexuales y transgénero, sin que haya castigo a los responsables.
Alfonso Leija Salas, activista de la comunidad lésbico-gay y sacerdote de la Iglesia católica Río de la Plata, recordó que el caso más reciente fue el de Mónica Devain, quien se dedicaba a la imitación de artistas, servicios sexuales y pertenecía al colectivo de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Personas Transgénero que, entre otros objetivos, defendía los derechos humanos de su comunidad.
La noche del 8 de febrero fue apuñalada por un hombre, al parecer un taxista, pero a pesar de que logró pedir auxilio y fue trasladada al hospital, finalmente Mónica perdió la vida. Hasta el momento se desconoce el móvil del homicidio.
Indicó que como ministro de culto ha oficiado los funerales de integrantes de la comunidad lésbico-gay que han sido cruelmente asesinados y en la mayor parte de los casos las investigaciones se mantienen congeladas y los criminales en completa impunidad.
“Antier precisamente un ejemplo más el de Mónica, una activista que fue asesinada a puñaladas. Y quiero decirles que es muy lamentable que casos como éstos se sigan presentando en una ciudad como ésta, tan civilizada y tan moderna como supuestamente presumimos”, reclamó.
Explicó que como ministro de culto, en los últimos 14 meses (de enero de 2015 a febrero 2016) ha oficiado los funerales de 18 integrantes de la comunidad de la diversidad sexual que han sido privados de la vida, sin embargo el número de “crímenes de odio” podría hasta duplicarse, ya que en muchos casos las familias prefieren ocultar las preferencias de las víctimas para evitar estigmas y no continuar con las denuncias.
“Este caso nos lleva a una realidad que es la homofobia, siguen presentándose en todo el país, en todo el mundo, pero en Morelos se siguen presentando casos de asesinatos por homofobia”, dijo.
Reprochó a la Fiscalía General del Estado la pasividad y desdén en las investigaciones de los “crímenes de odio”. “Porque además de que no hacen nada los sistemas que son responsables de la procuración de justicia, precisamente por tratarse de homosexuales, la misma autoridad, las mismas personas, por su homofobia hacen a un lado (las indagatorias) porque no quieren hablar de esta situación”.
Hizo un llamado a la sociedad y sobre todo a las familias a luchar contra la homofobia y aceptar a quienes tienen preferencias sexuales diferentes. “Porque ser homosexual o lesbiana no es ni una enfermedad ni tampoco es malo, simplemente es una elección diferente de una persona que tiene los mismos derechos que cualquier otro”.
Pidió a las familias aceptar y arropar a sus hijos, o cualquier otro miembro que tenga preferencias diferentes, porque de esta forma no sólo se mantienen los lazos fraternales, sino que se combaten los estigmas y se evita que por el rechazo caigan en situaciones de riesgo.