El instituto dio a conocer a través de un comunicado, que “tanto el dengue como la malaria constituyen enfermedades de alta prevalencia a nivel mundial. Tan sólo en 2008 fueron reportados 247 millones de casos y casi 1 millón de muertes, en su mayoría de niños, por causa de la malaria”.
En el mundo, el dengue afecta en promedio a un millón de personas cada año y en México permanece como un problema de salud pública, ya que se encuentra presente en la mayoría de los estados del país.
El desarrollo de estrategias para el control de los mosquitos (vectores) que transmiten estas enfermedades (Anopheles albimanus, Malaria; y Aedes aegypti, Dengue) constituye una de las tareas principales del Centro de Investigación Sobre Enfermedades Infecciosas (CISEI) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
De acuerdo con el doctor Salvador Hernández Martínez, investigador del CISEI, la mejor perspectiva para el control de los mosquitos vectores de malaria y dengue es el abordaje multidisciplinario, así como la inclusión de estudios para el desarrollo de vacunas, la producción de medicamentos más eficientes para el control de los agentes patógenos causantes de las enfermedades y el control de los mosquitos vectores, entre otros aspectos.
Un ejemplo novedoso de esta perspectiva multidisciplinaria para el control de mosquitos, es la investigación detallada de las sustancias que regulan las funciones vitales en los órganos del mosquito.
A decir del doctor Hernández, el estudio de los reguladores de la producción de “hormona juvenil” (sustancia que regula muchos aspectos de la fisiología del mosquito, por ejemplo, la digestión de la sangre) como estrategia para el control de mosquitos, constituye una alternativa muy atractiva para la sustitución del uso de insecticidas químicos (organofosforados, organoclorados, carbamatos y piretroides), ya que el uso de bioinsecticidas basados en compuestos propios del mosquito es más amigable con la naturaleza y afectaría específicamente a los mosquitos y no a otras poblaciones de insectos.
Para el control de la malaria y el dengue, el CISEI también cuenta con investigaciones genéticas, enfocadas al posible desarrollo de mosquitos transgénicos resistentes a la transmisión de estas enfermedades. Dichas investigaciones buscan identificar genes del mosquito que le confieran resistencia a la transmisión de la malaria o el dengue. La propuesta consiste en seleccionar material genético que exprese la función de moléculas tóxicas, y con ello se evite el desarrollo del virus dengue o del parásito de la malaria en los mosquitos, después de estar en contacto con los agentes causantes de dichas enfermedades. Los genes responsables de estas actividades serían transferidos a los mosquitos a través de estrategias transgénicas para bloquear el desarrollo de los patógenos e impedir su transmisión.
Al día de hoy, la comunidad científica ha estudiado la forma de insertar y lograr expresar genes, e incluso investiga cómo controlar su expresión, con la finalidad de modificar genéticamente a los moquitos y lograr controlar la transmisión de enfermedades. Los insectos modificados genéticamente podrían ser utilizados en combinación con otras estrategias de control tanto por la Secretaría de Salud de México, así como por otros países endémicos.
De acuerdo con Salvador Hernández, la posible producción de mosquitos resistentes es una de las estrategias más prometedoras, pues permitiría tener control eficiente sobre la malaria y el dengue. Sin embargo aún se vislumbra lejana, por lo que es fundamental continuar con el desarrollo de la investigación en esta área”.