Temixco.- El autobús que llevaría a los pasajeros al aeropuerto internacional de la Ciudad de México, no llegó.
La cita era a las nueve de la mañana en las puertas de la Ex Hacienda de Temixco. Ya eran las 10:00 y los 17 pasajeros y sus familiares estaban impacientes y algunos con rostro de preocupación. Nadie sabía a qué hora iba a salir el avión rumbo a Chicago, Illinois, Estados Unidos.
Miriam García Silva iba de un lado con los dos celulares en las orejas. Después de unos minutos, pudo conseguir un autobús. Los ancianos (15 mujeres y dos hombres) fueron subiendo uno a uno.
Llevaban sus bolsas de mano, botellas de agua y tortas que habían comprado o hecho para el camino. Ninguno había viajado en avión, no sabían que está prohibido llevar jeringas, aunque fuera para aplicarse la insulina.
Los familiares los despidieron entre llantos y rostros preocupados, se reunirían con sus hijos e hijas después de una, dos o tres décadas o más de no verse.
El dinero de los boletos de avión y los derechos y trámites de pasaporte y la visa lo habían puesto los propios hijos y, una parte, la Federación de Clubes Morelenses.
De acuerdo con la directora de la Federación de Clubes Morelenses en México, Miriam García, los adultos mayores entraron al programa federal "Corazón de Plata" por medio del cual el gobierno federal y personal de los gobiernos estatales agilizan los trámites para que los mexicanos mayores de 60 años (de cualquier parte de México) que no han podido ver a sus familiares que radican en la Unión Americana, puedan visitarlos.
Miriam García dijo que este programa es gratuito, pero algunas personas en Morelos han formado clubes y han cobrado hasta cinco mil dólares por ese trámite que no cuesta nada.
Los ancianos iban cómodos en el autobús. Uno de ellos, Elías Brito Osorio, relató que iba a ver a sus dos hijos, César y Ramón; se fueron de mojados y trabajan como obreros en Chicago.
“Les ha ido bien, trabajan mucho y nos han mandado dinero para sus casitas".
Elías viaja con su esposa Yolanda Gámez, quien dijo que iban por dos semanas, pero que se les hacía muy poco tiempo para estar con sus hijos.
"Ya se nos está haciendo poco el tiempo. Quisiéramos estar un mes o más porque es mucho el tiempo que hemos estado separados. Yo ya no veo el momento de abrazarlos a los dos, de decirles cuánto los quiero. Para mí no han crecido, siguen siendo mis niños, mis muchachos".
El autobús llegó al aeropuerto después de las doce del día y los ancianos accedieron a la salida de vuelos internacionales, donde dos mujeres del gobierno estatal los esperaban con sus pasaportes. Saldrían a las 3:15 PM hacia Chicago.
Una vez que se registraron, hicieron fila india. Tuvieron que dejar con Miriam botellas de agua, jeringas, tortas, refrescos, manzanas y latas que habían comprado para el viaje.
Los ancianos iban contentos, repasando en su memoria los recuerdos de sus hijos e hijas, pensando en lo que les dirían cuando los volvieran a ver, a abrazar, a sentir, al menos, por un instante, que nadie podría separarlos.
En dos meses más, la Federación de Clubes Morelenses va a llevar a otros 40 adultos mayores a reunirse con sus familias en Chicago, una ciudad que a pesar del racismo y de la política antiinmigrante, "trata bien al mexicano porque hacemos trabajos que nadie hace y siempre le hallamos a todo. La Policía no se mete con nosotros, la migra no se mete con nosotros, creo que poco a poco hemos ido ganando un respeto, al menos aquí, en esta ciudad", dijo Juan Seiva García, presidente de la Federación de Clubes Morelenses, en entrevista desde la Ciudad de los Vientos.