El INSP dio a conocer información sobre este trabajo, que se basa en la línea de investigación “Medicamentos en Salud Pública: acceso, uso y resistencia antimicrobiana” en la que participan el citado instituto, en conjunto con la Asociación Mexicana de Infectología y Microbiología Clínica (AMIMC); la Alianza por el Uso Prudente de Antibióticos (APUA); la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) Capítulo Peninsular, y la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En dicha investigación los expertos presentan una propuesta de lineamientos para la acción sobre la regulación y promoción para el uso adecuado de antibióticos en México.
En el documento se explica que “recientemente, la epidemia de influenza A (H1N1) ha resaltado la gravedad de las consecuencias de la automedicación con antibióticos en nuestro país. Se ha señalado que muchos de los casos de influenza se complicaron debido a un diagnóstico médico tardío, causado en parte porque una gran proporción de los pacientes acudieron primeramente a las farmacias buscando resolver sus síntomas y allí recibieron antibióticos sin receta médica, los cuales son inútiles para infecciones virales como la influenza.
Se hace referencia a que a finales de octubre del 2009 el secretario de Salud José Ángel Córdova Villalobos declaró que se comenzaría un proceso para que la venta de antibióticos se realice únicamente con receta médica. Los investigadores advierten que “para que dicho proceso sea exitoso, debe formar parte de una estrategia que promueva, mediante intervenciones regulatorias y educativas, el uso racional de los antibióticos.
Además, los autores de la propuesta señalan que difícilmente se logrará hacer cumplir la regulación de la venta de antibióticos solamente con receta médica, sin sensibilizar previamente a la población y al personal que labora en las farmacias. Del mismo modo, es indispensable asegurar mecanismos y recursos para un efectivo control sanitario de todas las farmacias. La experiencia de varios países de Latinoamérica como Chile, Panamá y Venezuela, podrían ser útil para planear las estrategias requeridas en México.
Además, se indica que “no obstante, las crecientes consecuencias negativas del uso indiscriminado de antibióticos en nuestro país señalan la necesidad de emprender acciones regulatorias más estrictas a corto plazo, de manera que se garantice la seguridad de los pacientes y se proteja la salud pública”.
Dichas acciones regulatorias incluyen restringir lo antes posible la venta de ciertos antibióticos que son considerados de importancia crítica, reclasificándolos como medicamentos controlados (Grupo II) en la Ley General de Salud.
De acuerdo con investigaciones desarrolladas por el INSP y otras instituciones se ha documentado: “Los antibióticos representan el segundo lugar en ventas de farmacias a nivel nacional.
El 40% de los antibióticos se venden sin receta médica, El mayor número de reportes de reacciones adversas a medicamentos (40%) en la población mexicana se atribuye al consumo de antibióticos.
Alrededor del 70% de los pacientes con infecciones respiratorias y diarreicas agudas reciben recetas de antibióticos, cuando su uso se justifica en un 10 al 15%.
La tasa nacional de resistencia a penicilina del Streptococcus pneumoniae (bacteria causante de infecciones comunitarias graves) es de alrededor de 60%, cifra superior a otros países de Latinoamérica.
Además, hay elevadas tasas de resistencia bacteriana en patógenos transmitidos por alimentos, tales como Salmonella en las carnes crudas”.