“Por instinto de supervivencia, en situaciones de peligro nos alejamos. Ante el peligro, el reportero, el fotoperiodista, tiene que avanzar cuando la mayoría de la gente se aleja…”
Había en el auditorio poco más de 80 jóvenes de entre 19 y 21 años, sentados en unas sillas con paleta, algunos en el piso. También estaba la maestra de ellos; estaban oscuros. Sobre el pizarrón se proyectaba la fotografía de un minúsculo perro dormido sobre el piso de los arcos del Palacio de Gobierno, atado con una correa a unas rejas que en la administración de Graco Ramírez servían para contener a la gente pobre que iba a manifestarse a ese lugar y a mentarle la madre al “tabasqueño”. Cuando dije que la fotografía se llamaba “Muchísimo cuidado con el perro”, hubo algunas risitas y un rumor como de “millennials”. Fue un jueves 21 de marzo, a las 8:30 de la mañana, en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
¿Quiénes son estos chicos?
Según algunas fuentes, estos jóvenes son de una generación digital, hiperconectada y con altos valores sociales y éticos. Algunos son ‘hipsters’ y otros son más del lado ‘mainstream’. Pueden abrazar nuevos valores y también ser fans de lo ‘vintage’ y lo ‘retro’. Esta generación supone un 24% de la población.
Virulo, el humorista cubano-mexicano, dijo en una conferencia de prensa en Cuernavaca que los muchachos de esta generación son muy buenos para hacer memes, pero carecen de contexto social, histórico y político.
Para la maestra Laksmi Adyani de Mora Martínez, profesora en la licenciatura en Ciencias de la Comunicación del Instituto de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales de la UAEM, ésta es la primera generación de esta carrera, compuesta por cerca de 90 alumnos "muy interesados en el campo de forma muy crítica alrededor de temas sobre periodismo, publicidad, también con un enfoque comunitario y social".
Estos muchachos estudian, entre otras materias, Teorías y análisis del discurso textual y visual, en donde analizan las relaciones de poder en el campo de la comunicación.
La maestra Laksmi Adyani de Mora me invitó a participar con una charla sobre práctica periodística, coberturas de fuentes de riesgo y mi participación en la exhumación de cadáveres en las fosas de Tetelcingo y Jojutla. De dos horas a dos horas y media, acotó.
La muerte de Arturo Beltrán Leyva a las fosas de Tetelcingo y Jojutla
Iniciamos la actividad con el tema de la masacre de Arturo Beltrán Leyva, La Muerte, El Barbas o El Botas Blancas o El Jefe de Jefes, abatido por la Marina a mediados de diciembre de 2009, en las Torres Áltitud de esta ciudad.
Varios recordaron esa fecha y coincidieron en que fue el inicio de una de las épocas más violentas de Morelos para los ciudadanos, en general, y para los reporteros, particularmente para los fotoperiodistas, que deben estar en la primera línea.
Aquí abordamos la necesidad de proteger nuestras vidas y sobre los talleres de capacitación que organizó la asociación inglesa Artículo 19, para reporteros y para fotoperiodistas: una en el Estado de México y otra en Puebla, en distintos años.
“Por instinto de supervivencia, en situaciones de peligro nos alejamos. Ante el peligro, el reportero, el fotoperiodista, tiene que avanzar cuando la mayoría de la gente se aleja. Lo primero que se tiene que hacer cuando llega uno a una cobertura es buscar una salida de emergencia. Ve bien dónde estás parado y hacia dónde te vas a mover cuando vayas a tomar una fotografía. El fotoperiodista va a documentar, hace su trabajo el tiempo necesario y luego se retira, no tiene que pelear con nadie. Haz tu trabajo y luego ayuda, si estás capacitado para ello”, fueron algunas respuestas que más conmovieron a los chicos.
Luego entramos al tema de las fosas de Tetelcingo. Sobre la exhumación de 117 cuerpos del panteón “Las Cruces”, en Tetelcingo, en Cuautla, Morelos, los muchachos sólo recordaban algunas imágenes lejanas que los noticiarios trasmitieron durante el proceso.
Expliqué a los chicos algo del contexto y relaté a los muchachos el proceso de registro de exhumación de los cadáveres y algunos casos de tortura y ejecuciones. Mostré algunas imágenes.
La última parte consistió en la proyección de una serie de fotografías relacionadas con los temas que abordamos. Muchas de las imágenes eran inéditas.
Los alumnos preguntan
En esta dinámica, la de la proyección de las fotos, se dio la mayor participación de los alumnos. Preguntaron cómo podía dividir lo emocional con la cuestión técnica, cómo podía concentrarme para fotografiar hechos horrendos, por ejemplo.
Comenté que era importante conocer nuestras herramientas de trabajo y dominar las técnicas para concentrar nuestra atención en documentar de manera eficiente los hechos.
También confesé que, para mí, era menos complicado hacer una foto de un hecho sangriento o una desgracia que de un hecho emotivo, como el del año pasado. En diciembre viajé con un grupo de migrantes a Estados Unidos; una mujer de más de ochenta años fue hasta Chicago a abrazar a su hijo, que no veía desde hacía más de cuarenta años: me tembló el pulso, la imagen atravesó el sensor, los cristales, la retina y la memoria.
Me interesaba saber, entre otros aspectos, si estos chavos que están frente a mí podían leer o interpretar una imagen en su contexto, es decir, no sólo que la fotografía estuviera bien expuesta, sino que los elementos dentro de ella tuvieran información para ubicarlos en un lugar, en un tiempo y en un modo.
Me sorprendí cuando comenzaron a analizar algunas imágenes que les proyecté, porque separaron los elementos y los integraron.
Los chicos no tienen una idea superficial de los hechos, si algo les interesa tienen herramientas de análisis y pueden explicar sus procedimientos y resultados, y realizan todas estas funciones de una manera más rápida que los que pertenecemos a una generación anterior.
Algo que también me sorprendió positivamente fue que estos chicos están preocupados por los aspectos éticos del periodista.
Los futuros periodistas
La maestra Laksmi me había comentado que algunos muchachos que asistirían a la charla estaban interesados en el periodismo, y que tenían inquietudes y habilidades en algunas disciplinas artísticas o en el manejo de herramientas como el video, la cámara fotográfica o el lenguaje y querían saber cómo mezclar estas disciplinas y habilidades.
Casi al final de la plática hablamos un poco del periodismo narrativo en la fotografía y en los textos.
Les relaté que en un inicio yo separaba el periodismo de la narrativa y de la poesía, pero poco a poco fui mezclando estos géneros que parecen aislados o incluso antagónicos, pero que en la práctica se pueden mezclar. Géneros como la poesía o la narrativa (incluso dentro de la imagen fotográfica) le están dando un nuevo aire al periodismo.
Epílogo
22/3/19 9:56 a. m. Máximo me han escrito los chic@s diciendo q aprendieron mucho. Que les gustó. Q q bueno q te invitamos, etc. Por mi parte aprendí mucho, me surgieron montón de dudas también. Y sobre todo creo Fer tenía toda la razón al decir q tú podrías compartir con los alumnos muchas cosas q les serían útiles y aplicables. De las quejas q recibí fue q en el fondo del salón hacía mucho calor. Y una chica me comentó q le había gustado mucho tu presentación pero q hubiera preferido q fuera un poco más corta.