De acuerdo con estadísticas de la PGJ, de septiembre de 2009 a noviembre de este año se han registrado 433 denuncias por el delito de extorsión. En el 15% de los casos las víctimas accedieron al pago del dinero exigido por los extorsionadores, quienes generalmente aumentan su actividad delictiva en periodos vacacionales. Tan sólo en la temporada navideña se estima que se incrementa en un 70% la incidencia de este delito.
Ante esta situación, las autoridades de la PGJ hicieron un llamado de alerta a los ciudadanos para evitar proporcionar datos personales a desconocidos y tomar medidas antes de acceder a la presión de los extorsionadores.
De acuerdo con las investigaciones policiales, los delincuentes generalmente obtienen datos de sus víctimas a través de llamadas previas a negocios o domicilios, en las cuales mediante engaños logran información de su entorno socioeconómico, haciéndose pasar por cliente, comprador, funcionario, ejecutivo o empleado de alguna institución o empresa, que realiza encuestas y sondeos de opinión, ofrece promociones y premios, requieren actualización de datos, ofertan servicios y asignación de créditos.
El modus operandi de las bandas dedicadas a extorsión telefónica y el secuestro virtual, consiste en realizar llamadas de teléfonos públicos o celulares y utilizar varios señuelos para concretar la extorsión, como supuestos accidentes carreteros ocurridos a familiares, cuya táctica es recurrente, especialmente durante los períodos vacacionales o temporadas en las que los connacionales que radican en Estados Unidos regresan a sus lugares de origen.
También argumentan que de manera imprudencial su familiar se lesionó o privó de la vida a alguna persona, que familiares están detenidos en aeropuertos o centrales camioneras por irregularidades en la declaración de mercancías, portación y trasiego de droga, armas, divisas o simplemente que están en riesgo de ser acusados de un delito. También hacen creer a sus víctimas que han sido ganadores de premios, condicionado la entrega, a la compra de determinada cantidad de tarjetas telefónicas de prepago.
En casos más drásticos, los criminales amenazan directamente a sus víctimas con hacerles daño o con el secuestro de un familiar. Incluso, para presionar psicológicamente a sus víctimas, los delincuentes utilizan en ocasiones grabaciones, especialmente de niños, para simular el sufrimiento del supuesto secuestrado. En todos los casos, se exige rapidez en las operaciones de pago de dinero, utilizando diversas instituciones bancarias y empresas de envío de dinero "express".
Por ello, las autoridades recomiendan a los ciudadanos que en caso de recibir una llamada telefónica de cualquier persona, que dice que es su familiar o habla a su nombre, primero verifique la información poniéndose en contacto directo con su familiar y luego denunciar el hecho.
Si alguna persona o supuesto familiar le dice que está en problemas, que se encuentra detenido y le pide apoyo económico, al terminar la comunicación póngase en contacto con su conocido para saber dónde está y verifique que efectivamente está asegurado.
Por ningún motivo entregue o deposite dinero si no hay certeza de la información y en caso de que sospeche que se trata de una extorsión, recurra al ministerio público para denunciar. Como medidas preventivas, también es preciso no aceptar entrevistas de desconocidos ni dar información de ningún tipo vía telefónica; comentar el tema con amistades cercanas y familiares, pues además de liberar presiones, ayuda a difundir los mecanismos de que se valen los delincuentes para tratar de sorprender y perjudicar a la sociedad.
Asimismo, es indispensable contar con un directorio telefónico para localizar de inmediato a familiares, evitar contestar encuestas de cualquier tipo, disponer de un identificador de llamadas y poner atención en el entorno auditivo del interlocutor, poniendo especial atención en identificar ruidos ambientales, el sexo de la persona, acento, tono de voz, cadencia del diálogo y tipo de léxico, pues esto podría ser útil para las autoridades.