El funcionario detalló los motivos por los cuales la licitación de este proyecto, efectuado hace ya varios días, no se logró asignar la obra, a pesar de que hubo cinco empresas constructoras interesadas.
Dijo que se inscribieron para participar cinco inversionistas, pero uno de ellos decidió retirarse antes, y una más optó por cancelar, de las últimas tres definitivas otra consideró que no podía cumplir cabalmente con las especificaciones.
Quedaron dos, sin embargo la ley en la materia señala que deben ser por lo menos tres las que lleguen a la decisión final, de otra manera se tiene que declarar desierto el concurso y esto fue lo que pasó.
Román Isidoro aclaró que con el fin de evitar errores en la asignación de contrato como ocurrió en el pasado, ya que la responsable de desarrollar la inversión no pudo, se han colocado diversos candados, que son los que incomodan a los constructores.
Otro factor es la estimación del aforo vehicular, que se ubica en poco más de 21 mil unidades diarias y que sería el origen de la recuperación de recursos para los desarrolladores a un plazo de 30 años.
Entre los participantes estuvo un consorcio de Panamá, uno de España y otro de Yucatán, fueron los tres finalistas, pero uno de ellos desistió. Se dieron algunas discusiones, algunos de ellos buscaron dejar en manos del Gobierno algunas responsabilidades, pero la idea es que la empresa ganadora se haga cargo de todo y por ahí surgieron las inconveniencias, consideró el funcionario.