Desde hace más de 13 años, Josafath Barrera Flores se dedica a la factura artesanal de guitarras de todo tipo y otros instrumentos de cuerda, como el bajo, el bajosexto y violines.
Temixco. Una de las miles de cosas que la gente o los músicos ignoran es que el sonido de las guitarras no sólo sale por la boca. Como insectos invisibles y ciegos, las ondas sonoras avanzan por la madera y “salen” por todos los poros.
Mucha gente también ignora que sesenta o setenta por ciento del sonido que produce una guitarra se concentra en la tapa.
Josafath Barrera Flores es un laudero de 35 años, originario de Paracho, Michoacán, con más de trece años dedicados a la factura artesanal de guitarras de todo tipo y otros instrumentos de cuerda, como el bajo, el bajosexto, violines, etcétera.
En Temixco, dentro del local donde está el taller de su familia, Josafath explica que tienen más de ocho años en ese lugar y han fabricado guitarras para toda la república mexicana y para otros países, de muy diferentes precios. Todo depende del material con que se fabrique el instrumento.
El laudero, que originalmente estudio Filosofía en el Claustro de Sor Juana, revela que la tapa de la guitarra es la parte más laboriosa porque ahí se concentra el sonido. Según el tipo de madera se puede producir un sonido de más calidad o más agudo o grave, dependiendo del presupuesto y gusto del cliente.
MADERA DEL MUNDO
La madera que usa en el taller es en su mayoría de importación. Por ejemplo, hay diferentes clases de cedro: canadiense, americano, estadounidense o europeo. Una de las más caras es el cedro alemán; su color es oscuro, rojizo, y los hilos de la veta son muchísimo más cerrados. Además, la madera tiene cien años o más almacenada, lo que permite un secado total. Hay maderas americanas, por ejemplo, que llevan añejadas diez años o más, pero no son tan finas. El sonido del cedro alemán es de mucho mayor calidad, además de que cuando se barniza se pueden observar las vetas y tonos de una belleza superior.
“Nosotros compramos madera legal de importación y la almacenamos para que se seque totalmente. Una madera que tiene agua tiene un sonido apagado, lo sabemos nosotros por el olor, por el sonido y a simple vista, por eso la dejamos secar más tiempo. La madera que no está añejada el tiempo suficiente se pandea, se abre, eso lo podemos constatar nosotros cuando nos traen instrumento a reparar. También sabemos que una madera reacciona ante la humedad del lugar en donde se use para fabricar la guitarra”.
En Casa Barrera se fabrican guitarras a mano, al gusto del cliente y de acuerdo con su presupuesto. Se asesora al comprador para que tenga un instrumento de calidad.
PROCESO
El proceso comienza con la selección de la madera, que puede ser de gran calidad o de menor calidad, y en cada una de las piezas se utiliza un tipo de madera distinta: cedro, paloescrito, palosanto, jaboncillo, ébano, arce, encino, nogal, palo de rosa, cocobolo, etcétera. El corte de las partes de una guitarra se debe hacer con mucha precisión porque el material es muy caro y no se debe desperdiciar nada; el ensamblado es milimétrico, cualquier error demerita el sonido.
Josafath platica que la caja, por ejemplo, lleva tiras de madera colocadas en la tapa llamadas barras armónicas. No todas se sitúan en la misma posición ni todas son de la misma medida ni de la misma madera; cualquiera que la ve y no sabe de laudería supone que sirven para reforzar, pero no, su finalidad es transportar el sonido, el cual se controla con el tipo de madera que uno escoja. Hay unas que dan un sonido más agudo que otros, no es lo mismo el sonido de un requinto que el de una guitarra de acompañamiento. Con estas barras también se controla o equilibra el sonido calibrándolas, o los filos en las orillas, una barra sin filo no detiene las ondas sonoras. La regla general es que las maderas claras favorecen a los sonidos agudos, las maderas oscuras favorecen a los sonidos graves. Hay guitarras como las que se usan para flamenco que necesitan sonidos graves.
Los diseños de las barras armónicas varían, no siempre fueron así, este diseño se debe al español Antonio de Torres Jurado, considerado como el inventor de la guitarra flamenca y la clásica, equiparable a Antonio Stradivarius en el violín. Antes de él las guitarras tenían siete cuerdas y las hacían de una sola pieza, eran muy burdas, hasta que Torres comenzó a experimentar y llevó estos instrumentos al más alto nivel.
Josafath Barrera relata que hace dos años fue a un diplomado de acústica a la Ciudad de México. Los expertos le dieron fórmulas matemáticas para hacer una tapa de guitarra, la cual fabricaron con los parámetros solicitados. La tapa fue puesta en aparatos y sobre ella arenilla. Los aparatos hicieron vibrar la guitarra y la arenilla se iba sólo de un lado y se caía de la tapa. Luego los expertos les dijeron que fabricaran tapas como ellos sabían y también le pusieron arenilla: y la arenilla comenzó a formar los abanicos de las barras armónicas. Los científicos se sorprendieron. Un ingeniero dijo que la ciencia jamás va a superar lo hecho a mano, porque lo hecho a mano lleva alma, y la ciencia no, nada más números, si tienes un error en la ciencia va a ser el mismo error para todo, pero si es hecho a mano va a ser un error diferente en cada cosa.
BARNIZAR PERO PERMITIR QUE LA MADERA “RESPIRE”
Otro de los procesos importantes es el barnizado. Es muy importante no tapar los poros de la guitarra, porque por ahí viaja y sale el sonido, permitir que la guitarra “respire” y no se “ahogue”. La guitarra debe llevar barniz delgado, nitro celulosa, pero para guitarras más finas se usa goma laca con una mezcla especial, que es la resina de los árboles. Un barnizado puede tardar mes y medio o más, peor con goma laca, de tres a cinco meses, puro barnizado. Un buen brillo se obtiene con alrededor de dos semanas, pero cada mano implica diez manos. Una mano se compone de diez barnizadas, se deja secar, luego de nuevo viene la otra mano y así hasta llegar a total 120 manos.
La técnica de barnizado en goma laca de Casa Barrera es una herencia de la abuela de Josafath: Teresa Hernández, ya fallecida. En Paracho, Michoacán, el taller era casero, pero comenzaron a hacer más pedidos hasta que la abuela ya no pudo más y comenzó a enseñar la técnica del barnizado a mujeres para que pudieran producir más guitarras, y así paso de mujeres a hombres. En la actualidad Josafath emplea esa misma técnica que descubrió y empleó su abuela.
ADORNOS
Algunas guitarras llevan adornos o incrustaciones, muy elaboradas o sencillas, a gusto del cliente. En Casa Barrera tratan de no incorporar a las guitarras elementos extraños que le resten calidad al sonido. Hay incrustaciones de concha nácar, de hueso o de maderas finas, todas llevan su tiempo y tiene un grado de dificultad. La más sencilla puede llevar tres semanas.
COSTOS
La guitarra más económica que venden en Casa Barrera cuesta dos mil quinientos pesos.
Una de gama media baja cuesta 15 mil pesos y se puede hacer hasta en un mes y medio.
Una de gama media, por ejemplo, cuesta alrededor de 35 mil: tres meses de construcción y tres meses de barniz, sellador y laca, más el material y la mano de obra.
Barrera Flores platica de algunas guitarras especiales que ha fabricado:
“Hace cuatro años un cliente de Estados Unidos me encargó una guitarra de cincuenta mil pesos. La hice de palosanto, clásica. Una clásica de palosanto, para un cliente de Estados Unidos. Originalmente la cotice en treinta y cinco pero cuando fui a comprar el material, como es de importación, había subido, pero el cliente aceptó el precio nuevo. Recuerdo que en la roseta hice unos chinelos, porque el cliente es promotor de los chinelos en Estados Unidos. Antes de mandarla me la caló un guitarrista de la Ciudad de México, el maestro Julio César Oliva; una vez que la probó me dijo que esa guitarra valía más de setenta mil pesos.
También recuerdo una de cocobolo, una madera nacional, muy sonora, que un tío llevó a Estados Unidos y estuvo unos días en el Guitar Center expuesta. Después me la compró el amigo de mi tío.
Josafath Barrera Flores afirma que en Casa Barrera no se fabrican guitarras que tengan mal sonido, tiene un gran respeto y amor por la tradición de las guitarras fabricadas a mano y honra con su trabajo a quienes le enseñaron, en Paracho, este oficio.