Los sonidos de la ausencia.
Suenan los pasos en los andenes del mercado Adolfo López Mateos y los ecos trotan sobre el cemento sin ningún obstáculo.
En los espacios donde la ausencia firma sus silencios hay recuerdos de voces y colores, de gritos, de roces, de un incansable transitar de insectos.
Esto es como un gigantesco río pero sin piedras. Esto es como un enorme mar pero sin olas. Esto es como un enorme animal anestesiado o quizá muerto.
En la rama donde el ave gorjeaba todos los instantes, ahora sólo queda el recuerdo de su canto.
Las horas transcurren como gigantescas navajas cortando el tiempo.
Todos esperamos el momento en que los engranes del mercado comiencen a moverse y se activen los sonidos, los colores, los olores, los sabores, los ciegos tactos.