Trabajadores de diversos ramos reclaman apoyos para subsistir.
Quienes viven de un oficio no han sido contemplados en los programas de reactivación económica ante la contingencia sanitaria por covid-19, pero ese sector demanda a las autoridades de todos los niveles de gobierno apoyos inmediatos y a largo plazo para poder cumplir con el aislamiento social y subsistir.
Abraham García Herrero es una de esas personas. Es albañil y mantiene a su esposa y dos hijos. Ya lleva más de un mes sin trabajo, porque la obra donde laboraba paró por las disposiciones oficiales y no tiene un sueldo fijo, sino que gana por jornada diaria.
Con la piel curtida por el sol y complexión delgada pero recia, reclama que todos los programas están dirigidos a quienes tienen negocios o a quienes pueden mantenerse durante semanas sin morir de hambre.
“Hasta ahora no hay créditos como los que anuncian y somos mucha gente que trabajamos honradamente, los carpinteros, herreros, plomeros, electricistas no tenemos trabajo, todo está paralizado, vivimos al día y no podemos resistir así”, declara con desesperación.
“Se les está olvidando la gente como yo, no piensan en cómo ayudarnos a nosotros. Es muy difícil, nos dicen que nos resguardemos en casa, pero ¿qué vamos a comer? ni modo que rebanadas de aire. Necesitamos que piensen en ayudas reales porque una despensa nos quita el hambre un día, pues ¿cuántos somos en la casa? no alcanza”, abundó.
Advirtió que si no se atiende a este segmento de la población habrá más problema,s como la delincuencia, ante la falta de ingresos para cubrir los satisfactores mínimos.
Cuestionó el sentido común de funcionarios que aparecen en televisión sin cubrebocas, sin distanciamiento. Piensa que esas son señales que hacen que la gente dude sobre la veracidad de este grave problema de salud.
En su lógica, la forma en la que se comunican no es la adecuada: “Si no nos mata el virus nos van a matar de hambre. Salen en la televisión sin cubrebocas, sin su sana distancia, no ponen el ejemplo. Nos dicen de una manera tan normal que hay dos mil muertos, miles de enfermos, se ríen, lo dicen de una manera como si fueran moscas las que están muriendo, y son humanos, entonces no se ve ninguna seriedad, parece como si no fuera cierto y lo que sí vemos es que nos estamos quedando sin qué comer”.
El trabajador de la construcción lamentó que la mayoría de los burócratas se fueron a su casa pero con el pago de salarios completos, porque ellos siguen cobrando y hasta mandan a comprar “su mandado” y que se los lleven para no salir, pero a los demás no se les da ninguna ayuda.
Abraham camina por diferentes colonias de Cuernavaca buscando alguna chamba para sacar algo de dinero con el que llevar a la casa la comida del día: “yo no me quedo realmente sentado en la casa. La verdad sí me salgo y ando tocando las puertas para ofrecerle a la gente si le barro aunque sea la calle o su patio y ya me dan un ingreso… hay que buscarle porque si nos quedamos esperando no nos va a llegar nada y menos a la casa”.