Para salir de la grave crisis que enfrentan.
Lustradores de calzado del centro de Cuernavaca pidieron ayuda a las autoridades municipales y estatales para podrán subsistir hasta que el semáforo de contingencia por la pandemia de covid-19 cambia y se abren las plazas públicas. Aseguran estar listos con nuevas condiciones para cuidar la salud de los clientes y la propia.
“Jamás había visto algo así”, dice Alberto Corripio González, presidente de la Unión de Lustradores de Calzado de Cuernavaca, quien lamentó lo que se está viviendo en su gremio por la epidemia. “Es una situación muy crítica en el aspecto moral y en el económico… ni en las peores crisis lo vivimos, la situación de mis compañeros la llevo aquí (se señala el corazón) por eso estamos buscando cómo hacerle y queremos tener salud, pero todos tenemos que comer”.
Normalmente los boleros trabajan todos los días de la semana incluso los festivos y algunos hasta en año nuevo. En la única fecha en la que paran actividades es en su día, para hacer la fiesta. Ahora llevan casi tres meses sin laborar por el coronavirus.
El líder -que tiene 61 años de haber empezado en el oficio- expresa con voz entrecortada que jamás pensó que pasaría algo así. Muchos de sus compañeros lo están pasando muy mal, porque no tienen ya ni para comer.
Los maestros sanadores de zapatos que habitualmente se instalan en el Jardín Juárez, en el zócalo de la ciudad, son medio centenar, y todos sostienen a sus familias.
El dirigente explicó que en este momento se decidieron al lanzar un llamado a las autoridades de todos los niveles, para que les den apoyos, a manera de crédito para soportar los días que restan para que acabe el confinamiento y reanuden su trabajo.
Estimó que con un préstamo de cuando menos mil pesos para cada uno de sus compañeros podrían contar con algo de apoyo que les sirva para alimentos y lo básico.
Los lustradores -que se reunieron este lunes con el presidente municipal de Cuernavaca, Antonio Villalobos Adán- explicaron luego en entrevista que no ganan lo suficiente como para ahorrar, van al día, y en este momento su situación es desesperada. “Hemos vivido de la caridad de Dios, nada más” exclamaron.
Ante las condiciones que impone la pandemia, la unión a la que pertenecen aproximadamente 30 lustradores ya han ideado la forma en la que podrían reanudar sus actividades: han preparado la colocación de un plástico entre el cliente y el lustrador, además del uso de jabón, cubrebocas y gel antibacterial para el manejo del dinero, además de lentes que, según el alcalde, se les van a proporcionar.