Sociedad
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La vida, como el show, debe continuar: Chilo el payaso

"Soy un payaso, y colecciono momentos", Heinrich Böll, Premio Nobel de Literatura 1972, en OPINIONES DE UN PAYASO.

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Chilo, el payaso, recuerda que cientos de personas disfrutaban su espectáculo los fines de semana, en las escaleras de Plaza de Armas; le iba bien a él y a varios compañeros de su gremio, pero desde el 27 de marzo de este año, que el Gobierno del Estado decretó las medidas de seguridad para enfrentar la pandemia por el covid-19 mandó cerrar el zócalo (por ende, el lugar donde Chilo daba su show), y la situación económica los comenzó a ahorcar.

El gremio de los artistas y personas que trabajan con multitudes tuvo que buscar diferentes maneras de subsistir, dentro del mismo ramo o en otras actividades muy diversas incluso. Chilo se adaptó, para él la vida, como el show, deben continuar.

Hoy en día trabaja en el circuito o corredor de Los Caballitos, frente al mercado Adolfo López Mateos; ahí la hace de “viene viene”, organiza, dirige y desahoga el tráfico que casi todo el día forman los autobuses, camiones, taxis, autos particulares y clientes que van a comprar su mercancía; por este trabajo Chilo recibe un apoyo de los locatarios y lo que quieran darle como cooperación los clientes.

Con un micrófono inalámbrico en mano y unas bocinas enormes, Chilo, flaco y correoso como una vara de caña, con un saco rojo, pantalones negros, gorra café y con un cubrebocas de payaso, promociona las ofertas de los locatarios. No anuncia en tono solemne como un locutor lo haría, su carácter vacilador lo domina y cabulea a los comerciantes que le quieren echar albures; Chilo se la sabe de todas todas, y le da la vuelta a las frases de doble sentido de los cargadores y dependientes que entregan mercancía o despachan.

Daniel Durán Islas, o Chilo el payaso, es originario de la Ciudad de México, pero radica en Cuernavaca desde hace muchísimos años, relata que cuando cerraron el zócalo tuvo que pedalearle para sacar el chivo.

A principio de la pandemia nos íbamos a los camiones. A veces tardaba hasta una hora en que pasara el camión para que me dijera que no podía yo subirme; a veces sí nos dejaban subir, pero como recortaron el número de unidades y la gente no salía o andaba muy gastada, no sacábamos ni para comer.

También vendí videos personalizados el día del niño, video llamadas, saludos, contaba chistes, cantaba las mañanitas por el Wats App o por mi página en Facebook, ahí me pagaban una lana y había compas, incluso de Estados Unidos, que me cooperaba y me decían que me estaban pagando los shows por adelantado, cuando se reiniciara el trabajo en Plaza de Armas. Le moví a todo, le busqué, mi familia, compuesta por mi esposa y dos niñas, necesita comer y no puedo llegar con las manos vacías.

Hace dos meses trabaja en el circuito de la glorieta de Los Caballitos, del Mercado Adolfo López Mateos.

En esta zona de intenso tráfico y en donde ocurrió hace dos meses un brote de coronavirus, Chilo labora de domingo a domingo, todos los días, de las nueve de la mañana a las una o dos de la tarde. Estar todo el día en el sol, esquivando los carros, de buen humor, tratando de hacerle pasar a la gente un buen rato y promocionado, es tedioso y peligroso, según cuenta:

El otro día un taxista me mentó la madre y me aventó el carro, si no me quito me atropella. Yo he seguido aquí desde hace dos meses, antes éramos más, pero los compañeros se aburrieron o les resultó muy difícil; yo sigo aquí porque al menos tengo segura la comida mía y de mi familia y eso es lo que me importa en estos momentos en que no hay chamba ni recursos. Cuando acabo y levanto mi bocina y mis cosas, como a eso de la una o dos, los locatarios me dan una cooperación o me dan frutas o verduras para llevar a mi casa. Los locatarios no tienen necesidad de que yo los promocione, la gente viene a comprarles, pero yo les agradezco porque se han portado muy solidarios conmigo, y voy a seguir aquí mientras dure la pandemia, con toda la buena actitud.

Chilo recomienda que se tenga una motivación para salir delante de esta crisis que ha ocasionado la pandemia, en su caso es su esposa y sus hijas; además de ayudar a las personas que lo necesiten:

“No te dejes caer ni dejes que los otros caigan, ayúdalo si lo ves abajo; hay que ayudarnos entre todos: la vida, como el show deben continuar”, afirma.

 

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Máximo Cerdio

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