Para él, negar el servicio no es una opción.
Fernando lleva tres cubrebocas en la guantera de su taxi porque dice que se ha encontrado con personas que no llevan puesto el tapabocas y para evitar negar el servicio prefiere obsequiarles este equipo de protección contra el covid-19.
También lleva una botella de gel antibacterial y otra de sanitizante para ofrecerlo a los pasajeros, en caso de que lo necesiten.
De su trabajo cuenta que hay días en los que realiza hasta 15 servicios, pero en otros con mucho esfuerzo logra hacer 10 viajes, por lo que sus ingresos económicos son de apenas 200 pesos diarios.
“Yo no puedo negar el servicio porque el dinero hace falta, pero si veo que no traen el cubrebocas les pido que por favor lo usen y se lo ponen; me he dado cuenta que sí lo traen, pero en la bolsa o en la bolsa de su camisa (en el caso de los hombres)”.
Señala que por la contingencia sanitaria la demanda en el servicio de taxi bajó hasta en un 80 por ciento y agradece que cuenta con el apoyo de su esposa para dividirse los gastos del hogar, de lo contrario -dice Fernando- no podría solo con esa responsabilidad.
El entrevistado explica que al ser propietario del vehículo no tiene que entregar cuenta, sin embargo, la desventaja es que aunque lleva 20 años frente al volante sigue pagando la renta de placas.