Por la emergencia sanitaria gastó los ahorros que hizo para poner un negocio y además solicitó tres préstamos.
Fernando empezó a trabajar como chofer de taxi hace ocho meses porque tenía planeado abrir una cocina económica junto con su esposa, pero cuando llegó la pandemia del covid-19 sus planes se interrumpieron porque sus ingresos disminuyeron en más del 30 por ciento y para enfrentar la crisis económica, dice, gastó los ahorros que estaban destinados para la apertura de su negocio, porque sus ingresos eran insuficientes para mantener a su familia.
Cuando este recurso se acabó solicitó tres préstamos de dos mil pesos cada uno, porque necesitaba dinero para comprar los útiles escolares para sus hijos, quienes cursan nivel primaria.
“Yo tenía planes de poner una cocinita, pero… pues nadie esperaba esto (la pandemia) que sí nos afectó demasiado, porque ahora todos andamos buscando apoyos para los gastos en la casa, como el pago de la renta, luz, agua y otros gastos de útiles que piden en la escuela”.
El entrevistado afirma que durante los meses más fuertes de contingencia no recibió ningún apoyo económico ni en especie, de tal manera que para obtener mayores ingresos trabajó más horas y actualmente labora desde las cuatro de la mañana hasta las 11 de la noche.
Señala que cuando su jornada laboral es buena reúne hasta 700 pesos diarios, de los cuales toma para la cuenta y para el combustible, por lo que le quedan libres unos 300 pesos, aunque considera que es una cifra muy baja en comparación con lo que ganaba cuando empezó.
Dice que en las últimas semanas ha observado un incremento de personas en las calles, pero son muy pocas las que hacen uso del taxi, porque ante la falta de dinero prefieren usar el transporte colectivo.
Refiere que por su labor como taxista tiene poco tiempo para estar con su familia, por lo que los domingos trabaja solo medio día.