Ella trabaja en el sector industrial y su gusto por los vochos surgió cuando un amigo de la familia la subió para dar un paseo, por primera vez, en el Volkswagen Sedán. Tenía 8 años de edad.
Algunas veces las amigas y amigos de Leticia platicaban sobre los autos que tendrían cuando tuvieran una carrera y pudieran comprarse uno:
“Mustang, Audis, carros de lujo querían tener ellos, y cuando a mí me preguntaban contestaba: un vochito. ¿Cómo es posible que seas tan conformista? me reclamaban, pero yo les contestaba que no era conformismo, desear un Volkswagen es ser muy ambiciosa, es el mejor auto del mundo”.
Su auto es del año 1992, su estilo es clásico y lo compró en 2015. Desde esa fecha tenía planeado ir arreglándolo poco a poco, pero por circunstancias como el dinero y el tiempo no se podía.
“Un día, saliendo del trabajo ya casi llegando a la casa tuve un choque con una combi. A la combi no le pasó nada, el golpe más fuerte lo recibió el vocho. Al llevarlo con el mecánico para checar el daño, él comento que el choque tuvo que haber sido fuerte, ya que se dobló la barra de dirección. Y es ahí donde vi como mi vocho me protegió del impacto. Y fue que ahí me decidí a restaurarlo como agradecimiento”.
Fue una restauración completa, que duró desde el 7 enero y terminó el 19 de febrero de 2019, y una de los aspectos que más llama la atención del vochito es la tapicería:
La tapicería del interior es diferente, ya que se hizo en vinil con dos colores; hasta el tablero y el volante se tapizó, la cajuela también se le tapizó”.
Leticia platica que su vehículo le sirve para ir al trabajo y para pasear, y durante el sismo de septiembre de 2017 lo empleó para llevar y traer víveres a las comunidades y rancherías de Jojutla, Tlaquiltenango y Tlaltizapán.
“En temporada de lluvias al ir al trabajo en las zonas donde siempre se inundan, los carros actuales siempre van muy despacio y algunos se apagan en mitad del charco; mientras ven que con el vocho pasamos como si nada. Hummercito nunca se me ha quedado”.
Relató que su auto es como su mascota o como alguien de su familia, y si fuera un ser vivo ella le agradecería a él, porque es su medio de transporte que nunca la deja; le da placer manejarlo, le ha dado amigos y amigas en los clubes de vocheros a los que pertenece y la ha hecho popular en su trabajo y con sus amistades:
“Hummercito me diría que gracias por tratarlo bien; porque siempre lo tengo bien arreglado, le mando al servicio en el tiempo que debe hacerse y con un mecánico que lo trata muy bien porque también él es vochero y tiene un clásico. No le falta nada y siempre anda al cien”.
Sugirió a quienes quieren comprar uno que hagan lo posible por adquirirlo, que no se van a arrepentir.
Después de la renovación, Hummercito ha robado muchas miradas de todas las edades y géneros:
“Me han dicho que me quedó muy bonito, que les recuerda a algún vocho que tuvieron... También me han dicho que si lo vendo, pero no lo voy a vender, lo voy a heredar a la familia con la condición de que nunca se venda y que todos puedan disfrutarlo.
MÁS SOBRE EL VOCHO
Aun cuando la historia oficial documenta que el Volkswagen Sedan fue producido entre los años 1938 y 1978 en Alemania y que a este modelo se lo denominó KdF-Wagen o Kraft durch Freude Wagen, en alemán, “El coche de la fuerza mediante la alegría”, en el documental Ganz: How I lost my Beetle, dirigido por Suzanne Raes, se relata la historia de Josef Ganz (nacido en 1898 y criado en Viena) “el padre olvidado del Escarabajo, un ingeniero judío cuyo nombre fue borrado de la historia, arrastrado por el mismo poder que hizo realidad su sueño”.
De acuerdo con este documental, Ganz desempeñó un papel fundamental en la creación y desarrollo del Volkswagen Sedan, pues a partir de un diseño suyo, creado allá por 1930, construye el mítico auto.
Josef Ganz creó este diseño al observar los modelos de autos, que eran “carrozas” pero sin caballos, es decir, cuadrados, pesados; hizo un auto pequeño, con formas curvas y una dirección versátil y resistente, además, el coche podría ser accesible para la clase popular.
LOS DIEZ MANDAMIENTOS DEL BUEN VOCHERO
1. Amarás a tu vocho como a ti mismo.
2. No desearás el vocho ajeno.
3. Ahorrarás en cada quincena para comprar accesorios para tu vocho.
4. Moverás cielo, mar y tierra para buscar piezas de tu vocho.
5. Incentivarás la compra y restauración de vochos.
6. Perdonarás a quien se burle de tu vocho.
7. Ayudarás a tu hermano vochero en aprietos.
8. Pondrás a disposición de los nuevos vocheros tu experiencia vochística.
9. El mecánico de tu vocho no será tu amigo, será tu hermano.
10. Si por alguna razón te ves en la necesidad de vender tu vocho, quédate con 15 por ciento de la venta para iniciar un nuevo proyecto con otro vocho.