Así lo afirma Javier Flores Hernández, académico de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
La construcción de masculinidades hegemónicas frena el desarrollo de la igualdad, porque la idea de que el hombre todo lo puede, es fuerte, protector y proveedor no se ajusta a la realidad y conduce a identidades insanas, afirmó Javier Flores Hernández, académico de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
“Hoy en día todo esto prevalece, pues si un hombre no trabaja se va a colocar en una observación negativa de la sociedad; cómo no es proveedor no es capaz de proteger y como no puede proteger tampoco es capaz de brindar fortaleza; en tanto que si una mujer abandona el trabajar se convierte en una mujer que es ama de casa”.
Durante su ponencia virtual “Micromachismos y violencia en la pareja”, en redes sociales de la Facultad de Psicología que promueve conferencias para su comunidad universitaria, Javier Flores explicó que la masculinidad es un conjunto de características, valores y comportamientos que una sociedad impone como “el deber ser de un hombre”. Los hombres construyen su masculinidad, aprenden a comportarse como tales de acuerdo con el lugar y momento histórico en el que viven.
El también egresado de la Facultad de Psicología de la UAEM dijo que durante siglos se ha construido una idea de masculinidad hegemónica, de que el hombre lo puede todo, es fuerte, protector y proveedor, masculinidad que, dijo, tiene problemas tales de que no se ajusta a la realidad, conduce a identidades insanas y frena el desarrollo de la igualdad.
“En la actualidad existen hombres que no laboran fuera de casa y deciden quedarse al cuidado de los hijos y esto no tendría por qué verse mal”.
Respecto a las identidades insanas, señaló que, por la construcción de una masculinidad homogénea, los hombres se ven limitados a manifestar sentimientos, se reprimen y crean conductas inadecuadas para él y su entorno.
Flores Hernández expuso que las identidades machistas generan la búsqueda de estereotipos de fortaleza. Si se limita a ser proveedor ya no realiza ninguna actividad diferente a la de aportar a la economía del hogar.
Compartió que el “mandato social” hacia el cuerpo de los hombres indica que debe dedicarse a la producción de bienes y el ejercicio de la violencia social. Debido a ello se considera fuerte e invulnerable, en contraparte, el cuerpo de las mujeres es considerado un cuerpo débil y estético y debido a ello se le asigna la función reproductiva y de belleza en la sociedad, concepciones estereotipadas que, afirmó, son la base de la violencia de género.
Sin embargo, sostuvo que la actual generación se encuentra en un estado de transición que no acepta estos estereotipos.
Javier Flores se pronunció por el diseño de políticas públicas con enfoque de masculinidades para promover que los hombres participen activamente en las acciones dirigidas a la igualdad de género, la erradicación de las violencias contra las mujeres, la participación en el trabajo doméstico, entre otros.
