Su familia no pudo pagar el internet para que siguiera estudiando.
Por la crisis económica que ha dejado la pandemia de covid-19, Rosa Abigail -quien tiene 13 años de edad- abandonó sus estudios de secundaria y empezó a trabajar como checadora de rutas para apoyar con los gastos a su mamá.
“Estaba en primero de secundaria pero con la pandemia se me complicó seguir porque las clases eran en línea y me dejaban muchos trabajos. Además, era muy caro tener que pagar el internet y por eso lo suspendimos”, expresó.
Abigail se encarga de registrar el tiempo que separa a un operador de otro de las rutas que circulan por la calle Galeana del centro de Cuernavaca.
Durante su jornada está acompañada de su hermano, que vende botellas de agua en este mismo lugar. Así, entre los dos apoyan con los gastos del hogar a su mamá, debido a que también deben pagar la renta de la casa donde viven.
Aunque por la emergencia sanitaria se vio obligada a suspender sus estudios, Abigail tiene pensado ahorrar dinero y concluir la secundaria, porque en un futuro le gustaría estudiar diseño gráfico, mecánica automotriz o reparación de celulares.
En cuanto a su labor, contó que al día registra el tiempo de diferencia a unas 400 unidades del transporte público y sus ingresos varían entre 200 y 300 pesos diarios, lo que depende mucho de la generosidad de cada operador.
Al cuestionar su decisión de laborar en el transporte, respondió que lo vio como un trabajo fácil. Sin embargo, ya que está en el medio se dio cuenta que es difícil.
“Pensé que era un trabajo fácil pero ahorita ya vi que es complicado, porque a veces se me pasan unas rutas, porque los operadores manejan muy rápido y no alcanzo a ver qué número de carro llevan y pues no me dan dinero”.