“Estudia la naturaleza, ama la naturaleza, acércate a la naturaleza. Nunca te fallará”.
Frank Lloyd Wright
El jardín es aquel paisaje sinuoso contemplativo que nos permite la soledad más íntima y el destello más enriquecedor de sentimientos. Una autenticidad revestida de belleza e ingenio. El jardín visto como espacio ficticio y lugar poético a la vez, nos da una pauta para la reflexión y encuentro profundo con nuestros sentimientos. El poeta Rafael Ávila interpreta la relación del jardín con el sentimiento a través de su poesía en un fragmento del libro Memoria de la herida, que a continuación cito:
“Las flores del jardín, ya no cuido el jardín, ya no soy jardinero del jardín encantado, el jardín sin luz, el jardinero de un desierto, el jardín y los hilos se rompen, el final del jardín, cerraron el jardín a cal y canto, jardín sin flores, el jardín sin calma por el adiós de la amada”.
La poesía del jardín tiene el propósito de acercar al individuo a la naturaleza, a amarla y estudiarla, como el arquitecto Frank Lloyd Wright nos hizo ver.
Por otro lado, la naturaleza educa al ser humano, pongamos de ejemplo al jardín japonés, mejor conocido como “jardín zen”, que más allá de representar el paisaje nipón a través de pequeños árboles y grandes rocas, el jardín japonés y por ende su relación con la arquitectura, se profundiza, en la mayoría de los casos, en tres conceptos: la fluidez (ma), la relación con la naturaleza, (enogawa) y el empleo de la luz (saikoo). Esta relación que encontramos en la arquitectura japonesa da una poética con la que, como pocos, logramos esa conexión tan íntima con el espacio interior y la naturaleza, el sentimiento y las infinitas posibilidades de la luz.
El jardín simboliza un instante de la naturaleza que la poesía convierte en emoción personal y como ejemplo dejo un poema de Ibn Jafaya de Alcira, “En el jardín hay imágenes tuyas; por su causa / se conmueven mis ojos y mi corazón apasionado. / La rama es tu talle; las flores, la túnica; / la rosa es tu mejilla y las margaritas, tu boca”.
Al final, el poema es la expresión artística de la belleza por medio de la palabra, y sin duda el jardín es un referente simbólico de la poesía, porque si de belleza pensamos no existe otro ser más bello que la Naturaleza misma.