Asegura Juan que algunos de sus clientes no pagan su pedido.

Después de que en tres ocasiones la aplicación de Uber Eats bloqueó su cuenta de repartidor, porque algunos clientes reportaron que no recibieron su pedido de alimentos, Juan instaló una cámara en su casco como una medida de seguridad.

Dijo que tomó esta decisión porque cuando llegó Uber Eats al estado, la plataforma tenía la opción de que, si el cliente no podía pagar en ese momento, podía dejarlo pendiente y se le cobraría en la siguiente compra.

Sin embargo, hubo quienes se aprovecharon de esta modalidad de pago y actuaron de manera dolosa, pues al ver que podían pedir alimentos sin pago inmediato creaban cuentas diferentes todos los días para comer gratis.

De acuerdo con el entrevistado, por esta situación llegó a perder hasta mil 500 pesos en una semana, debido a que cuando el cliente no pagaba, la plataforma hacía el cargo a su cuenta.

“Hubo una temporada en la que nos daba miedo recibir pedidos con pago en efectivo porque cada pedido que estaba arriba de 400 pesos era casi seguro que el cliente iba a pedir que se le cobre en el próximo, ya habían agarrado la maña porque pedían y de inmediato eliminaban su cuenta y creaban otra con otro número de celular para que no les cobren”, expresó el repartidor de alimentos.

De su jornada, dijo que labora de ocho de la mañana a diez de la noche y en este lapso se pone como meta realizar veinte entregas de alimentos, para que reúna 600 pesos al día.