“Desde hace tres años empecé vendiendo 20 piezas (de pan) en la avenida Ruiz Cortines de la colonia Acapantzingo desde las cinco de la tarde hasta las 9:30 de la noche. A veces se acababa y otras veces regresaba con la mitad. Así durante aproximadamente una semana; luego se fue acrecentando la venta y cuando me di cuenta estaba vendiendo alrededor de unas 80 a 100 piezas diarias. Noté que se generaba más ingreso que consiguiendo un trabajo con menos esfuerzo” dijo Edgar Román Ruiz, dedicado plenamente a la panadería.
El entrevistado explicó que durante la pandemia bajaron sus ingresos en un 20 por ciento: “no disminuyó la producción del pan, pero lo que sí bajaron fueron las ventas. Muchos dejaron de comprar pan para llevar a las oficinas o a las escuelas”.
El comerciante relató que la subida de precio de los insumos es un factor que no contemplaba: “el huevo, la harina y la mantequilla son algunas de las cosas que subieron mucho y que ocupamos diario para hacer el pan. No pensamos que fueran a subir tanto las cosas, pero es un negocio familiar que no pensamos abandonar”.
“Vender en Acapantzingo nos ayuda bastante porque todos los que vivimos por aquí o los que vienen a trabajar acá nos ayudan. La mayoría de nosotros sí consumimos local y apoyamos a todos los que venden algo” dijo Edgar Román.
Por último, el hombre dijo que las vacaciones le favorecen porque “aquí hay muchos fraccionamientos y hay muchas personas que vienen de vacaciones y allí es donde a nosotros nos ayudan porque compran pan y más ahorita que vienen las fiestas y se juntan en familia”.