He tenido días confusos. Creo que tanto estrés me está enfermando. A veces no sé dónde dejo las cosas y últimamente tengo algunas lagunas en mis recuerdos.
Hoy sucedió algo extraño. Me llamaron para decirme que está todo listo para el viaje de mañana. Que el taxi pasará a las 4 am para llevarme al lugar en donde sale el camión. Yo y 23 excursionistas más daremos un paseo en autobús por la Riviera Maya durante tres días. Yo no recordaba haberlo contratado, claro que no. Pero ya me hicieron la aclaración; es una cortesía por parte de la empresa EMOTIV, están probando una nueva tecnología sensorial. “Señorita, usted sin compromiso puede rechazar el obsequio” dijeron al notar mi contrariedad. Aclarado el asunto y libre de compromisos económicos, por supuesto que no lo rechazase.
El autobús es híper lujoso, de dos pisos. prácticamente son cabinas para dos asientos muy amplios que se reclinan hasta ser camas y dejar una circulación a los pies bastante generosa. Detrás de cada par de asientos hay un baño y una regadera separados. debajo de los asientos que se levantan electrónicamente tenemos el guardarropa y enfrente tenemos una separación del siguiente habitáculo. En esa mampara está colocada una mesa plegable y el panel electrónico donde hay enchufes y botones.
También hay una pequeña pantalla auxiliar, las bocinas y, por supuesto, el vínculo a nuestro celular y demás enseres electrónicos necesarios.
Recuerdo haber visto películas de hace 50 años, del 2022 para ser exacta, cuando los camiones eran una cosa espantosa, incluso pensé que ya no existían. Al parecer esta iniciativa de tecnología emocional es para que las personas formemos vínculos amistosos fuera del trabajo. Creo que es buena idea porque es difícil hacer amigos en un ambiente de tanta competitividad. Y por ello es que están reintegrando este tipo de transporte nuevamente, pero remasterizado en su máxima expresión.
La verdad no tengo amigos desde que corté con mi ex Raúl. Bueno, para ser honesta, tampoco los tenía antes de él. Desde la ruptura no he sabido que hacer conmigo, pero no quiero hablar de él. Fue una relación terrible y yo una tonta. La verdad no me gusta meterme en problemas con nadie y mucho menos con él, así que mejor no mencionarlo para nada.
El viaje ha sido de lo mejor y la tecnología ¡Uff! ni se diga. La comodidad es de punta; el asiento da masajes, se puede programar un microclima para cada lugar, se aísla el sonido y no se escucha para nada lo qué ocurre en las otras cabinas. Si yo tuviera los recursos haría esto cada fin de semana. Incluso tenemos a un especialista en psicología que nos guía y habla sobre las relaciones amistosas. Es sorprendente saber que no soy la única que le cuesta hacer amigos. Dicen que es normal porque desde que la mayoría dejamos de querer tener hijos ya no existe la convivencia familiar y nos hemos vuelto decadentes a la hora de construir relaciones emocionales.
Lo que me tiene asombrada es el programa emotivo que incluye el viaje llamado "Mira mi experiencia", que es lo más importante de esta excursión, según nos han dicho. Como el camión es tan amplio y tan Hi Tech no necesitamos hotel y por la tarde nos dedicamos a compartir la experiencia con nuestros compañeros de cabina desde otro plano mental, desde cómo percibimos emocionalmente la experiencia excursionista.
La metodología básicamente consiste en sentarnos por parejas y alternativamente “conectarnos" a la ventanilla, que se convierte en la pantalla principal de nuestra actividad cerebral por medio de los sensores inalámbricos que están en el tablero frontal. Le mostramos a la persona de a lado nuestra experiencia emotiva del día transcurrido en los lugares de atracción del recorrido.
De esas proyecciones derivan temas de conversación. Ese es el objetivo principal, conectar directamente con nuestras emociones estimulándonos con imágenes muy personales.
Cuando proyecté mis pensamientos en la pantalla yo también me sorprendí porque una cosa eran las imágenes y otra como se sentían. Yo estaba presente y a la vez también el recuerdo en el mismo espacio mental. El recuerdo no era recuerdo sino nuevamente la vivencia amplificada. Lo sentía simultáneamente mientras mostraba un porcentaje pequeño en imágenes, una cosa muy divertida al tratar de explicarla a nuestro interlocutor y viceversa, pero a final de cuentas entendíamos de que estábamos hablando.
Por ejemplo, una de mis proyecciones internas fue el mar de Tulum que se combinaba con mi risa y la zona arqueológica en una misma cosa. Mis recuerdos de infancia hablaban por medio de la arquitectura antigua. La nostalgia se volvió un color que estaba suspendido sobre la superficie del océano y me recordó con su sonido de agua una canción que mi maestra de kínder nos cantaba. Toda yo, mi presente y mi pasado, se sentía a la vez en esa manifestación del subconsciente. Incluso creo, llegó a mostrar en la pantalla, a lo lejos casi sin darle importancia a mis antepasados que todavía acostumbraban formar familias, claramente una manifestación de una foto muy vieja que vi hace bastante tiempo. cuando esos parientes que se deshicieron en el tiempo hacen más de 200 años fueron por primera vez a Cancún. Esa foto la vi solo una ocasión cuando era muy muy pequeña.
Se siente tan bien hablar con alguien sobre las experiencias que juntos vivimos tan solo algunas horas antes, mezclado con la magia del pasado y de la tecnología, al tratar de convertir todos los sentimientos en imágenes. Se siente tan bien reír con alguien, compartir con alguien que no te juzgue ni este midiendo tus capacidades intelectuales. Tal vez esto se parezca a la que alguna vez fue una familia. No lo sé ¿quién no lo podría decir? La experiencia fue algo único. Ojalá hubiera durado más para poder compartir el método con todos mis compañeros de viaje. Pero tres días no dio para más. Sin embargo, me siento satisfecha.
… No lo puedo creer han pasado dos días desde que regresé del viaje, apenas estaba asimilando el asunto y terminando de disfrutar el recuerdo dulce de la experiencia cuando mi abogado me llamó para darme la noticia de que tienen algo en contra de mí. No sé a qué se refieren, yo firmé el acuerdo para que me hicieran una prueba diferente al polígrafo. Debí pedir más detalles de esa dichosa prueba. Definitivamente creo que fue una trampa. Responder preguntas me pone muy nerviosa y parece que miento, aunque no lo haga, por eso rechacé el polígrafo; soy capaz de parecer culpable hasta de respirar. No entiendo qué podrían tener en contra mía. No me han sometido a ninguna otra prueba o interrogatorio. De hecho, sigo esperándola. Esta tarde me han citado para dejarme claros algunos asuntos legales.
Pensé que era una suerte que Sergio me hubiera tocado como compañero para compartir impresiones en el proyecto "Mira mi experiencia" el último día. Yo había notado que él me observaba furtivamente durante el día. Me sentí admirada, especial. Su sonrisa fue encantadora, su atención hacia mí como un trago de agua fresca. Parecía comprender incluso mejor que yo lo que mi subconsciente representaba con esas imágenes abstractas mostradas en la pantalla. Esa sensación de familiaridad no la tuve con mis compañeros de las sesiones de los otros días.
La última noche, sentados lado a lado en nuestros respectivos asientos después de las mutuas proyecciones y de apagar la pantalla y de que los asesores nos dieran las buenas noches seguimos platicando, no me importó no dormir. Sentí una conexión inmediata con él. No podía creer que estaba en la mejor relación amistosa de mi vida y eso gracias al destino o al azar, como quieran llamarlo, de que EMOTIV me regalara ese viaje. Y así con la facilidad con que mi sangre circula comencé a contarle cosas que no imaginé contarle a ningún desconocido.
Estar tan necesitada de atención y cariño fue lo que en primera me jodió con Raúl, el ex del que juré no hablar, pero pasé quince años de mi vida con él, sería inaudito no mencionarlo en algún punto. Él supo cómo manipularme y no pude apartarme de su lado todos esos años. De cierta forma me convertí en su cómplice, con tan sólo callar tantas cosas, por miedo a que me dejara. Él era mi único vínculo. Nadie me educó para saber construir una relación saludable con quién fuera. A mis padres nunca los conocí o tal vez ni existieron y fui una hija más del de precipitados.
Esa tarde después de firmar la aprobación para que usarán un método menos invasivo que el polígrafo en mí, me sentí aliviada y acepté un te en la oficina de los abogados. Allí comenzó todo. Me dieron una sustancia que borró los últimos 15 días de mi vida en donde yo estaba consciente de ser acusada de presunta complicidad de secuestro en el caso en que Raúl sería enjuiciado. Lo olvidé por completo. Las lagunas mentales también fueron consecuencia de la misma sustancia. Justo en ese momento los excursionistas de la empresa EMOTIV llegaron a mi vida.
El programa “Mira mi experiencia” es real, pero en mí lo usaron con otros fines. Mientras yo seguía platicando con Sergio, esa última noche, no apagaron todos los sensores y mientras le contaba mi vida tratando de excluir a Raúl de la conversación mi subconsciente me engañaba. Me mostraron las grabaciones.
Mi conversación fue precipitada en la misma escala en que lo era mi felicidad por obtener la atención de Sergio. Mientras tanto, escondido entre los recuerdos, se asomaba Raúl. Su rostro, alguna habitación de la casa en que vivimos juntos. Detrás de algún recuerdo hermoso estaba él como sello de agua mostrando algún mal gesto, alguna actitud incomoda. Aparecieron en un minúsculo ángulo algunos de los números de su directorio, el cual alguna vez por celosa revisé. Lo que terminó por sentenciarme fue que entre los recuerdos, hablando de algunos libros que me gustan, apareció mi librero y a lado de él de manera borrosa se mostró la puerta, luego las escaleras, luego el pasillo que daba a la habitación extraña a la que una vez me asomé cuando tenía prohibidísimo bajar a su estudio. una vez olvidó las llaves que yo tenía bien identificadas y aproveche la ocasión. Desde el primer vistazo supe que eso no era un estudio y me quedé callada.
Sergio es un agente experimentado y supo cómo hacer las preguntas precisas y cómo comportarse de la manera más encantadora para hechizarme. Para que yo, o mejor dicho mi cerebro, le diera pistas y le dio todo. El testimonio implícito quedó grabado. Los especialistas tradujeron las imágenes para tener un caso sólido contra Raúl. Mi ex me importa un bledo. Pero ahora me acusan de ser cómplice de mi victimario. Nada de esto hubiera pasado si ese viaje no hubiera sido el más maravilloso de mi patética vida.
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