Roberto afirma que el transporte colectivo ocasiona más estrés, pero hay más dinero.
Roberto reconoce que conducir una unidad del transporte colectivo genera más estrés que trabajar como chofer de taxi, pero dijo que no se queja porque obtiene mejores ingresos económicos.
Refirió que desde hace cinco meses trabaja como conductor de una combi, luego de que renunció a seguir en el taxi, a lo que se dedicó por más de 30 años.
La razón por la que dejó el taxi -refirió- fue la crisis económica que ocasionó la emergencia sanitaria de covid-19, pues al observar que sus ingresos no alcanzaban para solventar los gastos de su casa decidió buscar otra actividad.
Aunque en la Ruta labora de cuatro de la mañana a nueve de la noche, afirmó que está a gusto porque en ese lapso ha logrado reunir hasta 800 pesos libres de cuenta y combustible, cuando en el taxi con mucho esfuerzo juntaba 300 pesos en todo el día.
“Empecé en la ruta para mejorar mi economía, andaba en el taxi y ganaba menos, por eso cambié de trabajo y aquí me va mejor; es más pesado, no socializo, no descanso y a veces me malpaso con los alimentos, pero me va mejor”.
Para Roberto, conducir una ruta es difícil, no solo por las largas jornadas sino porque debe cuidar el tiempo diferencia que llevan de sus colegas para evitar pagar “minutos quemados” (cuando rebasa el tiempo marcado para cubrir cada tramo del recorrido).
Si bien es poco el tiempo que lleva como rutero, dijo que algunos pasajeros se han quejado de su labor con el argumento de que conduce rápido o lento.
“A veces se quejan, pero no entienden que si me agarra el tráfico tengo que ir rápido para no pagar los ‘minutos quemados’ y ellos piensan que vamos echando carreritas”.
Aseguró que ha pagado hasta 120 pesos en un día por ese concepto, cuando no cumple con el tiempo marcado.