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El consentidazo


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Fotógraf@/ MÁXIMO CERDIO
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El Bebé es un Rat Look o Rat Style, Volkswagen Sedan 1989, una tendencia en crecimiento con millones de seguidores alrededor del mundo.

El consentidazo en realidad se llama Bebé, es un Volkswagen y su dueño, Francisco Hernández Meléndez, dice que su estilo es Rat Look o Rat Style, del acrónimo Recycled Automotive Transport, una tendencia en crecimiento con millones de seguidores alrededor del mundo, no sólo con los vochos, sino con autos de diferentes modelos, de preferencia que sean de lámina, es decir, la carrocería de metal, aunque hay excepciones.

El Rat Look o Rat Style es parte de un aspecto llamado tuning, que se distingue por modificaciones al vehículo hasta alcanzar una apariencia envejecida.

La apariencia inacabada y desgastada es a propósito. algunos carecen totalmente de pintura y en vez de ocultar el óxido, lo exhiben; está hecho de piezas recicladas.

Para lograr esa facha se emplean colores mates con un acabado de efecto óxido, se les “mata” el brillo a los cromados y se deja la tapicería en mal estado o se le da un aspecto de mucho uso; en los Volkswagen Sedán este es un estilo muy popular.

El Rat Style si bien “descuida” el exterior, el estado del motor es muy cuidado, incluso suelen tener motores con una potencia multiplicada.

El Rat Style surgió en Estados Unidos en los años 70, a partir de unos propietarios de coches que gastaban grandes sumas en mantener a tope la mecánica sin preocuparse por el aspecto. Existe un subestilo llamado Resto Rat que consiste en adornar el coche con accesorios de época.

Más atrás todavía

De acuerdo con la revista digital Muy Interesante (muyinteresante.es/cultura/), al término de la Segunda Guerra Mundial, los jóvenes dejaron el Ejército y regresaron a casa. muchos deseaban un coche, pero la mayoría de los modelos disponibles eran muy caros, además de grandes y aparatosos, pensados para las familias.

Algunos muchachos que habían dado mantenimiento y reparado vehículos durante la guerra aumentaros sus conocimientos en motores y en autos, se las ingeniaron y rescataron coches viejos y ruinosos, y los arreglaron añadiéndoles piezas adaptadas o recicladas: tenían aspectos únicos. Así nacieron los Hot Rods, antecedentes de los Rat Rod, éste, más centrado en las piezas recicladas que en las nuevas y con el objetivo de la habilidad del propietario para crear un coche funcional a partir de materiales desechados.

Los Rat Rods son de carrocerías de modelos de los años 20 y 50, y se construyen por estética y por el placer de conducirlos.

El Bebé

El Bebé es un Rat Look, Volkswagen Sedan 1989. Francisco lo compró usado y lleva aproximadamente tres años con él.

Relata que cuando tenía 11 años su papá le enseñó a manejar en un vochito verde Y desde entonces quiso tener uno, y con el tiempo tuvo varios y sigue usando Volkswagen Sedan.

“He tenido cinco vochos y el que me ha durado más no es el actual, sino uno azul, pero me accidente por imprudente”, afirmó.

El Bebé era color blanco y poco a poco lo ha ido modificando él mismo. Ignora cuánto dinero y horas se ha llevado detallándolo.

Entre las principales modificaciones está el acabado óxido, lo asientos eléctricos, una cadena soldada que sube desde el chasís hasta la canastilla, la cual fue un “paro” de un amigo suyo, aparte de eso, él mismo ha realizado las medicaciones.

De frente llama la atención una ametralladora (de utilería, pero de metal) montada sobre la salpicadera izquierda, en la derecha tiene un resorte de amortiguador y en la punta de éste un espejo redondo.

En la canastilla El Bebé lleva unos esquís, una rueda sin cámara de bicicleta, un bote de metal de leche, un extintor, un triciclo, un chango de peluche y varias cosas más.

Por dentro el vocho tiene muchos detalles: el volante de metal se retira, en la palanca de velocidades el dueño le puso una extensión y al final, una perilla en forma de granada de fragmentación que casi pega en el techo.

El coche no tiene tapa de motor, sólo una rejilla, el carburador tiene forma de cráneo que abre y cierra la mandíbula cuando el conductor acelera y desacelera. Además, del escape sale fuego en los acelerones.

Francisco dice que lo seguirá modificando, aunque sólo detalles muy leves.

No lo vende, desde luego, y se lo quiere heredar a su hijo, a quien, por el momento, no permite que lo maneje: “es sólo mío, y lo disfruto”, dice Francisco.

También contó que no pertenece a ningún club de vochos y que le gusta andar solo.

Todo el mundo lo queda viendo cuando pasa en su vocho.

Una de las anécdotas más chistosas fue una vez que iba circulando por la autopista y de pronto un policía federal de camino le dijo que se detuviera. Francisco pensó que lo iban a multar, pero el federal le dijo que si le podía tomar una foto al vocho, con el celular, y él dijo que sí y le dio las gracias. Luego le dijo que ya se podía irse.

El Bebé es muy llamativo, Francisco lo estaciona frente a su taller (Servicio eléctrico Hernández en el rótulo, en la tarjeta de presentación donde apenas se distingue al Bebé “El Vocho”), localizado en el poblado de Ahuatepec, en la carretera Cuernavaca-Tepoztlán, frente a la fábrica de municiones El Águila o Cartuchos.

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Máximo Cerdio

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Ant. La ilustración, una huella de expresividad en el mundo
Sig. Continúa el cierre de negocios en el primer cuadro: Peimbert

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