“Por cosas del destino me hice taxista y no me arrepiento, porque tengo dos hijos profesionistas; mi hija es licenciada en criminalística y mi hijo se graduará de ingeniero industrial y eso me llena de mucho orgullo”, expresó José Gutiérrez Quinto, quien tiene una trayectoria de 30 años como chofer de taxi.
Gracias a esta actividad -dijo- sus hijos estudiaron una carrera profesional y él logró construir su casa y comprar un vehículo; sin embargo, planea dedicar unos seis años más al volante y retirarse, porque su cuerpo le reclama un descanso.
Señaló que ser taxista es una labor cansada, debido a que diariamente está más de 10 horas sentado.
Por eso cuando se retire ha pensado en abrir un negocio, por ejemplo, un autolavado o una tienda de abarrotes, para hacer frente a los gastos de su casa.
Aunque José tuvo la oportunidad de estudiar la licenciatura en psicología no logró ejercerla, pues con mucho esfuerzo llegó al séptimo semestre y luego empezó a trabajar como chofer de taxi y posteriormente formó su familia.
“Siempre me he dedicado al transporte y desde joven tuve mis placas; he tenido otras actividades pero siempre regreso al volante porque aquí se obtiene dinero a diario. Aunque en años anteriores este trabajo te permitía hacerte de tus cosas y ahorrar, en la actualidad es diferente, porque a veces apenas alcanza para lo básico”, apuntó.